miércoles, 30 de enero de 2013

MIRANDO A AMY

    Soy del tamaño de lo que veo…” advirtió Pessoa. Quizás sea por eso que observo con cierta benevolencia el caso de corrupción que ha salpicado a la Fundación Ideas del PSOE (qué idea fundar algo tan de origen) en la persona de su director C. Mulas y su ex pareja, Irene Zoe. Lo hago, larga vista poética, porque advierto en el hecho la tierna elegancia de un tiempo en el que incapaces de retomarnos en la ética nos centramos en la estética, primando “per se” juventud y modernidad.

      Me refiero a la ternura en la corrupción o, al menos, allí donde esta se torna tierna y guapa frente a las broncas “bárcenopalleroladas”. Y es que tras ese heterónimo compartido en la bonanza y la adversidad se antoja un halo de compromiso solidario a la par que cierto misticismo en una inocencia aún no pervertida pese a la perversión de la práctica.

      Lo dicho, serían solo dos “piezas” más en este puzzle de podredumbre que va conformando nuestro ser social. Sin embargo, se me antojan lejanos a esa grosera avidez. La obnubilación no es tal, es solo el legítimo afán de reconocernos de verdad modernos y capaces en esa conciencia solidaria que ellos, qué más da cuál, reivindicaban. Pero de nada vale cultivar esperanza en el invernadero “progre”, al final no fue solo ese escribir compartido, hubo también subvenciones y cargos a dedo. Y es que nuestra exacta dimensión ética viene dada por lo que hacemos y no por cómo nos ven o cómo lo vemos.

jueves, 24 de enero de 2013

SOPA DE LETRAS


   Afirman que L.B, tesorero del PP, manejaba dos cuentas: A y B. Que de B pagaba a X del partido cantidades de D iguales a Y, que el perceptor podía convertir en A o dejar en B. El mecanismo lo entiendo, no así, el origen de D, la necesidad de B, las identidades de X y el importe de Y. De lo que se deduce que no entiendo nada.

      No obstante, la razón me lleva a concluir: si los partidos se nutren de las cuotas de sus afiliados, las aportaciones de sus cargos, las donaciones privadas y los fondos del Estado qué necesidad tenían de una doble caja. Y menos aún pagar a sus X a través de ella. A no ser que se estuviera financiando por vías “creativas”, tanto que fuesen conscientes de que de hacerse público no iba a ser entendido ni por la opinión pública ni por la privada y mucho menos por las instituciones encargadas de su control.
      Las cuentas B son, pese a su mala calaña, muy útiles a fin de poder afirmar en un momento “no me consta” tal como hace M.D. de C., SG del PP. Y es cierto, porque estas cuentas nacen para no constar en ningún el libro mayor. Son anotadas, pero en cuadernos de poca monta, a modo de recuerdo o para recordárselas a alguien. Luego, si realmente existía una cuenta B, L.B, (lo lleva inscrito) tiene cogido al PP por los T, porque seguro que guarda celoso esos cuadernos de ajustar cuentas donde figuran asientos y nombres que aclararían el origen de D, las identidades de X y el importe íntegro de Y.

martes, 15 de enero de 2013

IMAGINA, PILAR


   Sí, imagina que tu joven y exitoso hijo sale de casa, mira al cielo, ofreciendo, en esa inocencia, la nuca a un encapuchado que lo acecha y no duda en quebrársela de dos disparos, a los que ya en el suelo pone colofón un tercero: el de gracia. Tres tiros de verdad, no de “atrezzo”. Intuye el horror de su sangre derramada, el dolor de su ausencia, lo injusto de su vida arrebatada: ¿Qué consuelo entonces Pilar?

   Imagina que el asesino es miembro de una banda terrorista que se autodenomina marxista y defensora de los pueblos oprimidos, que reivindica el crimen y lo justifica en el hecho de trabajar tu hijo para una potencia imperialista. ¿Cómo no dolerte en el absurdo Pilar?

      Imagina que ese joven pertenece a una familia media, acaso alta, ha estudiado y vive cómodamente en el seno de una sociedad rica: ¿Qué justificación entonces Pilar?

      Imagina ahora las falsas condenas de los malvados corifeos buscando a la par articular un discurso que justifique el crimen. ¿Qué esperanza entonces Pilar?

      Y por último, imagina que una vez detenido, juzgado y condenado, de pronto, cientos de personas ajenas a su sangre y su criminal voluntad salen a la calle a pedir que lo dejen en libertad, que lo liberen. ¿Cómo entenderlo entonces Pilar?

      No lo entenderías, lo sé, como tampoco lo entienden todas esas madres y familias víctimas de ETA, y es por eso que se preguntan al verte clamar por la libertad de los asesinos: ¿Y eso por qué Bardem?