lunes, 26 de agosto de 2013

CIUDAD Y CULTURA



      La luminosa tarde de agosto me permitió visualizar en la distancia un Santiago desconocido, blanco y luminoso, más próximo a un pueblo de cal del Sur que al gris farallón de piedra y bruma que es.
Brillaba Compostela arrebatada de luz bajo la camelia estremecida de su honda sombra, pétalo, piedra y lluvia en quehaceres del alma. 
Sobre la ladera del monte Gaiás, destellaba la descarnada osamenta de un animal intemporal, el de la soberbia del gobernante, que no pudiendo inaugurar la culta ciudad optó por construir la       Ciudad de la Cultura. Catedral laica que en tan bárbaro afán semeja haber fagocitado la urbe, para ejercer de ella y también de esa urbanidad que es la cultura, religión de la razón que nos ha permitido construir un dios más allá de nuestra imagen y semejanza, un dios con el que hacer sombra al de la sinrazón en la fe. Esa “agri-cultura” que habla y se aprovecha de la fragilidad del ser y lo incierto del estar.
     En el Santiago sin dimensión en lo terrenal ni orientación en lo espiritual, la catedral sangra las calles, de algún modo lo irracional de su naturaleza le permite derramarse lenta sobre la pulida piedra y el frágil decorado del orvallo. Es una ser vivo, alienta piedra y niebla en el soplo grave de su inmensa belleza. 

     Arriba, el antediluviano ser yace fenecido y se pudre en sus entrañas la ciudad que urdió la megalómana voluntad de esos hombres que pierden el norte hasta en los luminosos días del sur.

TRAMA Y TRAMOYA



     Yo que no me he carteado con Bárcenas. Que no he participado en la tómbola trucada del sobresueldo. Que no me he comido cuarto y mitad de autovía en salsa de donación. Que voto en medida y en medida me reboto sin atender al color. Que no tengo nada que ocultar del tamaño del peñón, digo que lo de Gibraltar no es tolerable. Y no por ser merma territorial, o afrenta a la soberanía nacional, sino porque me alarman y disgustan esos estados supermercado o casino que nacen y viven al calor de banderas y fronteras. Puntos negros de insolidaridad y corrupción. Espacios de impunidad donde habitan y medran delincuentes en gama multicolor.
   Defendiendo Gibraltar no se defienden derechos de hombres y pueblos sino los oscuros intereses de los que los vulneran. Por ello afirmo que la sucia cretona, el rancio terciopelo o la basta arpillera de ideologías y partidos que lo toman sin asco como telón tras el que esconder sus deslealtades,  no son más perversos que el delicado tul con el que las almas delicadas buscan ignorarlo. Porque al margen de tan bastardos intereses, se hace visible la terrible evidencia del paraíso fiscal, cloaca donde va a parar el dinero de los contables y condestables, rancios todos en el viejo oficio de corromper. El establo, en fin, donde engorda el dinero de la mordida y la comisión.
    Gibraltar puede ser hoy una disculpa, pero eso no le resta ni un ápice de culpa. En una palabra, no cambia su perversa condición.

martes, 13 de agosto de 2013

BENDITA MALDICIÓN


Dios expulsa al hombre del paraíso y le advierte: “Ganarás el pan con el sudor tu frente”. La exclusión como la condena supusieron la más alta dignidad que nos fue concedida, porque ganar el pan supone ganar también la libertad. Dejar de ser mamíferos estabulados en el paraíso para pasar a tomar posesión de la faz de la tierra. 
Ganarlo nos dignifica, con esfuerzo, aun más. Pero, en qué ha devenido finalmente esa maldición con que se nos bendijo, en una constante ida y venida entre la adopción y la expulsión de tan elemental derecho. Decretado, por cierto, por la lógica del universo a través de la boca de un  dios que no estaba lúcido, y menos aún en la naturaleza de todo y el pensar de todos. Sino cómo no ver que la maldición iba a ser conseguir acceder a él. 
El trabajo es responsabilidad individual y social no negocio. Compromiso del que no se nos puede expulsar, excepto que antes se nos haya expulsado de la vida, de la libertad, de la dignidad: ¿es eso?, ¡verdad!
La verdadera expulsión se ha consumado a través de la perversión de comercializar con la primera y última de nuestras responsabilidades: ganar el pan. Lo ha sido siempre, siempre propensa al mercadeo, a la injuriosa explotación, a la infamia, tanto que, paradojas de nuestra condición, nos hemos roto las manos y las bocas por hacerlo dentro del respeto a lo humano y ahora que íbamos camino de  conseguirlo, ¡qué pena!, lo que falta es humanidad y trabajo.

jueves, 8 de agosto de 2013

“PRESOS-CRATICOS”



El presidente compareció por fuerza de la voluntariedad a que impele la tozuda realidad y la tozudez de la oposición,  a fin de explicar lo inexplicable, el milagro del “T. Bárcenas”, capaz de cuadrar tres cajas: A, B (o de “colegeo”) y sub B, (o suiza), en una relación sobrenatural. Atendiendo a lo antológico del reto el presidente barajó acogerse a la teología, ya saben: El PP engendró a Bárcenas, Bárcenas engendró la mordida. O lo de Bárcenas fue por obra y gracias del espíritu. O Bárcenas creó la comisión y vio que era buena. O el dogma: fe hay, ¡y mucha! Finalmente se decantó por la filosofía, concretamente por la mayéutica de Sócrates. Procedimiento por el que el interrogado formula preguntas al interrogador a fin de que sea este quien se responda. Porque el responder con una pregunta a otra pregunta no es gallego sino socrático. 
Rubalcaba, ajeno al ardid, subió a la tribuna de inicio presocrático, y afirmó como Tales del agua, Bárcenas es el principio. Para de inmediato, asistido en lo discursivo por el numérico Pitágoras, acogerse a Platón, Bárcenas es la idea, a Aristóteles, Bárcenas es la potencia.
Los demás nos quedamos con los cínicos, lo/s nuestro/s. Los del PSOE apártate Rajoy que me impides ver a Rubalcaba, y los de PP hazte a un lado Rubalcaba que no veo a Rajoy: Diógenes en estado puro.
Y yo escéptico y resignado, digo como Protágoras el político, qué decir del tesorero, es la medida de todos nosotros.

PERSISTENCIA DE LA TRAGEDIA



Desde la antigua Grecia, al teatro romano, pasando por la parroquia  de Angrois, Santiago, se repite la tragedia. Asistida siempre por el frágil vigor de la vida y el sólido decaimiento de la muerte, con la civil fe de quien da de comer a los dioses y de pensar a los diablos: nunca tan terribles y funestos. 
No preside la existencia la vida sino la muerte. La vida es solo esa fragilidad que la asiste a fin de tejer sus seductoras urdimbres.
De nuevo ante el dantesco espectáculo se hacen eco en nuestros despavoridos ojos la estampa de la Ilión derribada. Rasgados sus adarves y masacrados sus habitantes.
No hay gloria en tal espanto, la guerra es hoy prisa, el resto, fatalidad, la de morir sentados a manos de la indolencia de esos hombres e ingenios a los que les es concedido conducirlos, como siempre ha sido, lo hizo Agamenón y también Príamo. Hoy, el conductor.
No se ha consumado un accidente sino la desdicha, espléndida en lo terrible de su esencia, cumpliéndose para un fin que se nos escapa pese a ser persistente en el discurrir de la existencia. 
La esperada, la temida, la odiada, la secretamente deseada está ahí otra vez. Y nadie va a elevar un hermoso canto épico. Nadie la va honrar en medida porque duele aún más que el dolor. Porque es aún  herida y no cicatriz, la que sin duda ha de marcar el rostro de la vida, para que no olvide la muerte que lo eterno de su esencia habita en lo efímero de nuestra trágica existencia

“BARCENARIO”



Me gustaría disponerde un “bárcenario” de contundentes insultos para una mejor expresión de mi indignación. Pero, soy incapaz, tal facultad ha sido borrada de la faz de mi ánimo e imaginación por la vía del hartazgo. No voy a recordarlas ni mucho menos enumerarlas, no es de buen gusto, además, no busco entrar en la guerra del ventilador, busco solo dar triste testimonio de mi soberano poder de lavar las miserias de unos con las de los otros.
Y es que es este un problema que exige algo más contundente que un relevo de gobierno. Porque es mentira que la urnas laven aquellos errores que no son de gestión. Me refiero a los que entrar dentro de lo delictivo. Esa es,por tanto, la primera cuestión a discernir y a partir de ahí dejar que el la ley cumpla con su mandato y paguen los que han delinquido por sus culpas.
Las elecciones anticipadas no puede anticipar impunidad, ni tampoco complicidad del sistema con los corruptos. Las urnas no son lazaretos sucios donde purgar los partidos cuarentena.
Ocurre que el ruido que ahora oímos en torno al caso Bárcenas, no es sino ganas de relevo para la primera de las corruptelas, la de “nuestros”. Esa que recorre la sociedad y todos sus estamentos y que se concreta en la prebenda, en el puesto, en la subvención. Me refiero a la revolución de los sectarios y oportunistas que en nombre de la justicia y la transparencia no hacen sino tejer capuchas para las atrocidades de futuros gobiernos.

LO HUMANO Y LO MARCIANO



Marte es esa segunda residencia del clase media. El panteón del currito en casa materna. El club de provincias para el socio del “Barsa”. El cielo civil y laico del cristiano progre. La feliz pieza de repuesto en la infeliz avería. Una de las muchas caras ocultas de la siempre siniestra esperanza. Una tranquilidad, solo eso, que nos remedia de todo temor en el quehacer demiúrgico. De modo que no hay barbaridad que no conjuremos con la promesa de una dudosa mudanza interplanetaria.
A ese fin se buscan personas dispuestas a viajar a él sin billete de retorno. Y no son pocos los que se apuntan. Se van a arrepentir, y es que en Marte no atan los perros con humanidades, es más, es posible que por no haber no haya ni capitalismo. Comunismo sí, porque el comunismo es consustancial con todo aquello que adolece de propiedad, y él es impropio.
Pero como explicárselo, si no hay grandeza o rareza a la que no le observemos naturaleza extraplanetaria, refiriéndonos a él, que lo es por antonomasia.  
Vitalidades y virtudes que vienen de nosotros como de nosotros viene la estúpida tentación de ir pudriendo mundos en vez asear este.
Puede que para la humanidad suponga un avance. Pero tengo como Pessoa poca fe en la humanidad, cargada de ritos tan tercos y brutales como este de colonizarlo para un futuro sin presente, el del holocausto nuclear, que creo que no cuenta con nosotros. Quizá por lo “humano” de su condición, por su “humanidad”.

“FREEDOM” AMBICIÓN



Desde el elitista circo romano a las más “rata” de las peleas se ha oído en boca de energúmenos el: “¡mata, mata, mata…!  La exigencia  de la sangre derramada, la vida expoliada, la brutalidad consumada.
En estos tiempos de civilidad se ha puesto de moda, a modo de violencia, el “¡dame, dame,…! Pedir es hoy el lapidario mandato de la masa por boca propia o de terceros. Piden los ayuntamientos, las diputaciones, las autonomías, el estado y este a Europa. Piden sin control los ciudadanos a todas ellas, como si en verdad fuesen marcianas y no sus naturales estructuras sociales.
De la mano de la exigencia va el pueblo a la ciudad y de esta a Europa. Vivimos pues en un mundo que se va conformando en torno a urgencias insaciables,en el que el estado que se pergeñe no va a ser sino despojo. Eso es hoy la UE, un pecio por todos reclamado. Una puerta de limosneo. Una trinchera de egoísmo por la que se arrastra un todo pedigüeño y voraz sin conciencia de corresponsabilidad o culpa.
La  Europa de los mercaderes gustamos decir, amigos de lo ajeno y severos guardianes de lo nuestro.
Que Alemania nos dé lo que nosotros nos queremos dar a los pobres. Que el privilegio sea morada de igualdad y el fuero medida de la solidaridad. Que el hecho diferencial sea cuenta de beneficios. Que la lengua frontera. Que lo singular lo universal. Que lo publico también privado. Que podamos gritar sin vergüenza a  modo de liberación “freedomambición”.
José Romero P. Seguín.