domingo, 7 de julio de 2013

SONAR MISERABLE


     Las cosas que el aire y el hombre mueven en la fría mañana (latas, botellas, bolsas, persianas, ventanas) tintinean sostenidas por las vacías avenidas, desnudas aceras, asfaltados parques, verticales guaridas. Como si quisiese prolongarse en el lamento de tan triste sonar.
      En esa monótona y melancólica clave suena por las calles del PP la hojarasca de un Bárcenas tan presente en el vivo desespero de querer olvidarlo que no puede olvidarlo ninguno.
      Lo imaginan ahora caracol de amplia frente tejiendo maldades con la mala baba de su chula memoria por las cuatro esquinas del Real del Soto. Afirma Voccaccio que “huele a semen la flor del castaño”. A miedo apesta la del PP, turbación que no es sino el esperma que augura amargos “morrones”, antaño dulce “glacé”.
      Paredes de patio de penal con aires de parvulario pijo en el que se alinean como para una ejecución los ancianos párvulos del partido. Morritos manchados de nata todos, que todos niegan.
      Saco el cuaderno como el aire su gris daga y muevo sin fortuna metáforas como Bárcenas colosales fortunas, presagio de vastos infortunios.
Libros de asientos, ambos, en uno lo que dice el viento y la social inmundicia, en el otro lo que calla ese mal aliento en el que se pudren en boca del ambicioso sus tercas ambiciones.

       Suenan largas y eternas las culpas de los que no tienen derecho a perdón o disculpa. Como no la tienen los groseros restos de un festín siniestro: el que son, el que fue.