Junto al ex de la Patronal Díaz Ferrán fue detenido un individuo peculiar, más incluso que él, hombre capaz de concebir moral desde la amoralidad. Me refiero a Ángel de Cabo, de oficio liquidador, es decir, un “desemprendedor” de reconocida solvencia, como lo acredita la toma del control de empresas en ruina como Teconsa, Marsans o Nueva Rumasa.
El proceder del Ángel liquidador y más aún la fe que ponen en él los necesitados de sus servicios, recuerda al Sr. Lobo de la película “Pulp Fiction” de Tarantino. Un eficaz personaje dedicado a solucionar problemas extra legales.
La ficción supera la realidad porque nace de ella y más en este ámbito donde nada es lo que parece ni aun cuando desaparece ante la cara de los atribulados acreedores.
Imaginemos que a un “honrado” empresario se le dispara la ambición y le levanta la tapa de los sesos a la empresa o conglomerado de ellas que dirige con el consiguiente enmerdarmiento de los restos. Llama al Sr. Lobo que toma de inmediato el control, poniendo a buen recaudo cuanto de valor reste de la quiebra y borrando el rastro de la menor irregularidad contable, torpeza legal o insolvencia profesional que pudiera existir y serle exigida.
Acabado el trabajo, el atribulado empresario le comenta entre el asombro y la emoción: “No puedo creer que esta sea mi piltrafa” y responde él, todo sensatez: “Bueno, pero no empecemos a chuparnos las pollas todavía”. Cierto, no debieron hacerlo.