Junto al ex de la Patronal Díaz Ferrán fue detenido un individuo peculiar, más incluso que él, hombre capaz de concebir moral desde la amoralidad. Me refiero a Ángel de Cabo, de oficio liquidador, es decir, un “desemprendedor” de reconocida solvencia, como lo acredita la toma del control de empresas en ruina como Teconsa, Marsans o Nueva Rumasa.
El proceder del Ángel liquidador y más aún la fe que ponen en él los necesitados de sus servicios, recuerda al Sr. Lobo de la película “Pulp Fiction” de Tarantino. Un eficaz personaje dedicado a solucionar problemas extra legales.
La ficción supera la realidad porque nace de ella y más en este ámbito donde nada es lo que parece ni aun cuando desaparece ante la cara de los atribulados acreedores.
Imaginemos que a un “honrado” empresario se le dispara la ambición y le levanta la tapa de los sesos a la empresa o conglomerado de ellas que dirige con el consiguiente enmerdarmiento de los restos. Llama al Sr. Lobo que toma de inmediato el control, poniendo a buen recaudo cuanto de valor reste de la quiebra y borrando el rastro de la menor irregularidad contable, torpeza legal o insolvencia profesional que pudiera existir y serle exigida.
Acabado el trabajo, el atribulado empresario le comenta entre el asombro y la emoción: “No puedo creer que esta sea mi piltrafa” y responde él, todo sensatez: “Bueno, pero no empecemos a chuparnos las pollas todavía”. Cierto, no debieron hacerlo.
El liquidador es una figura que abunda. A un nivel más modesto, pero cotidianamente. Todo Concurso de acreedores dispone de una figura de esas en miniatura. Imperceptible pero efectiva. Incluso los rumanos que asustaron a Roldán pueden ser la excusa liquidadora. "Me han robado" dice el patrono. Y sigue en su Mercedes de quince millones mientras sus acreedores luchan por llevar el pan a sus hijos. No todos, hemos de ser justos. Pero gran parte.
ResponderEliminarSé que este no es el motivo de tu disertación, sino mostrarnos un señor Lobo en toda su extensión. Únicamente la "igualdad" de la justicia les libra de su castigo a tiempo; la igualdad en la ineficacia.
Saludos.
Lo peor no es estos señores Lobo (a fin de cuentas éste está encarcelado) Lo peor es que unas entidades bancarias que se forran con sueldazos o dividendos, cuando les van mal las cosas, reciben del estado (o sea de nosotros) unas ayudas, a costa de recortes generalizados a los ciudadanos. Y encima pretenden que les aplaudamos ...
ResponderEliminarQué razón tienes Manuel,los bancos de siempre han sido un pésimo ejemplo, pero ahora son además una rémora ejemplar.
ResponderEliminarFelices fiestas.
Recibe un fraternal abrazo.
Bien visto César, muy bien visto.
ResponderEliminarrecibe un fraternal abrazo.
D. José Alfonso!!
ResponderEliminarQué envidia me dan los de Arriba, con qué armonía mueven las fichas negras sobre el tablero, qué maestría amurallando sus intereses con los peones de turno...mientras el enemigo, de blancas manos, desvaría, en formación desordenada, por las casillas...previstas!!
Saludos!!
Nuestra debilidad es su fortaleza y su debilidad nuestra esperanza. Naturaleza humana en ambos casos, la de aquel que somete y la de quien permite ser sometido. Genes de ambición y miedo. Esencias de la cinemática del hombre. La psicología también ha sucumbido a esa voluntad de quien paga y se ha convertido en su herramienta. Así asomamos nuestras tímidas miradas a través de esta ventana de dimensiones sobrehumanas con la precaución y la osadía de quien quisiera aportar un granito de arena a la playa donde desembarque la revolución necesaria, el sueño compartido, la quimera. Y gritamos ¡¡Libertad!! ¡¡Justicia!!, como si las invisibles ondas fueran a depositar nuestros deseos justo en el aleph crítico de la metamorfosis imprescindible.
ResponderEliminar¡Feliz Espíritu! Hoy que es Navidad.