martes, 17 de julio de 2012

CARÁCTER Y SANTIDAD





A inicio de año un joven de Verín con antecedentes penales y penosa economía roba del interior de la iglesia de Stª María de Soutochao, ayuntamiento de Vilardevós, una humilde talla de San Pedro. Copia de otra de madera sustraída con anterioridad. El párroco denuncia el robo ante la Guardia Civil y el santo pone el asunto en manos de Moisés, a juzgar por la concatenación de infortunios sufridos por el ladrón. Resultado, a los pocos meses esta persona abandona la imagen y se entrega tras haber perdido en dos meses: el vehículo en un accidente, a la novia en una desavenencia, el trabajo y dos tendones en un incidente.
En Santiago de Compostela, otro santo, catedralicio este,  y patrón de las Españas, Santiago “mata moros”, para más señas, consiente sin gesto de justicia ni atisbo de venganza que el “chispas” de la Catedral no conforme con, supuestamente, expoliar cepillos y otros objetos por valor de cientos de miles de euros, se lleve tan impune como cierto el Códice Calixtino, so pretexto de hacer sufrir al Deán por negarle la cuantiosa indemnización que exigía
Las comparaciones son odiosas, lo sé, también lo tornadizo del ánimo de los santos, se ve que el de Soutochao no estaba de humor, pero no me negaran que entre un hecho y el otro media un abismo, que no hay proporcionalidad, que uno en su idiocia se llevó un imagen de escayola y el otro en su avaricia iba camino de recrear la Catedral en su pisito de Milladoiro.


7 comentarios:

  1. Es cierto que San Pedro apuntaba maneras, observese la espada que porta y con la que se dispone a cercenar la oreja derecha al criado del Sumo Sacerdote.
    Fraternal abrazo.

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  2. Incluso los santos se avienen a las costumbres de los pueblos que los acogen. Se ve que en Soutechao, Ayuntamiento de Vilardevós, la gente es seria y no tolera parrandas; y seguramente han apoquinado en proporcional escote para sustituir al santo de madera por otro de escayola y el santo lo sabe, de ahí que haya salido justiciero. El San Santiago por el contrario, es un santo un tanto amariconado con el pasar de los años y los abrazos; lo tiene fácil, la gente se afana por llegar hasta él, tiene el negocio montado y no importa que el vino está algo avinagrado; la gente bebe y paga sin rechistar. De ahí que ponga menos atención, todo le resulta más fácil. Ya sólo queda seriedad en los recintos de la niñez, todo lo demás es negocio y barullo.
    La autoridad moral del San Pedro de Soutechao debe ser loada por todos los rincones de Galicia y si me apuras, sugerir unas preces para que lo nombren ministro de Economía o en su defecto Asesor adjunto. Magnífico guardián del tesoro tendríamos, si tesoro hubiera.

    Un placer de santos.

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  3. Nada de “Santiago y cierra España”, nada de “a mí la legión”, en sucesivo si te cerca la injusticia, “San Pedriño de Soutochau.
    Gracias por tu visita.
    Recibe un fraternal abrazo.

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  4. La venganza nunca encuentra acomodo ni límite en la ejecución de su propia sentencia -ciertamente lejos de esa profesión de ratero que llega a dignificarse, si acaso, en la brevedad y supuesta limpieza emocional de su lacónico arte-; la venganza, que se materializa en el robo, acrecienta su sed a cada paso, transformándose en causa y efecto de sí misma.
    Otro, bien distinto, es el que caracteriza a políticos, banqueros y demás contables del poder. La tentación de vivir del dinero que destila el trabajo de los demás, de escapar de la celda que representa tenerse a uno mismo como único activo, el poder vivir bajo el mínimo esfuerzo con el dinero fácil, por encima del común nivel, fiscalizando a quienes deberían fiscalizarnos, comprando impunidad y apariencia, amistades y favores, es una vocación para la que hay que disponer de cualidades tribales individuales de características depredadoras y de un ecosistema social que lo haga viable. Los que malviven de ser esquilmados malmueren ignorándolo, porque la felicidad es ajena al patrimonio de la ambición y el resentimiento.
    Si a todo ello sumamos la dinámica eclesial y los santos gallegos… que dios nos pille confesados.

    Gracias por tu generosa cordialidad.
    Un abrazo.

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  5. “La felicidad es ajena al patrimonio y al resentimiento”. Me gusta la idea, colofón de otras muchas que haces en tu magnífica reflexión sobre el asunto. Como ese perverso juego que impele al ladrón de poca monta a ir extraviándose en la costumbre de hallar venganza en el expolio y así seguir robando.
    En fin amigo, es un placer tenerte por aquí.
    Recibe un fraternal abrazo.

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  6. Por Kolaksai!!...lástima que los Hunos seamos unos salvajes ateos animistas!!...porque ese dios ibero vuestro...ehhh...santiago, que parece ser un gran especialista en hacer la vista gorda ante tan monumental expolio de tesoros, nos vendría de perlas, políticamente hablando, para justificar algún que otro saqueo húnico. No me extraña que vuestros Amos lo hayan elegido como Tótem de Hispania.

    Saludos!!

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  7. Te condenaras amigo, te vas a condenar.
    Le hablaría de lo tuyo a San Pedro de Soutochau, pero ya sabes como se las gasta y no quisiera yo verte mermado.
    Hablaba Cesar, con buen criterio, del atontamiento a que induce la abundancia a la hora de tratar de entender la abulia del santo ante el expoliador. Se me ocurre que tal vez sepa cosas que le hagan entender lo del electricista como algo menor.
    Respecto a lo de los amos, te diré, percibo la corre pero por más que estiro el cuello no alcanzo a ver la del amo. Tanto estoy comenzando a pensar que tal vez no exista, que sea solo una mala disculpa para no amarme tal como me merezco, digo responsabilizarme, en que estaría pensando.
    Recibe un fraternal abrazo.

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