jueves, 14 de julio de 2011

EL GUARDIÁN EN LA CLOACA

EL GUARDIÁN EN LA CLOACA

El Estado se ha de organizar necesariamente en torno a la legalidad, no en vano es esa la hebra de justicia que lo ha de ir tejiendo en la ardua tarea de hacerlo legítimo y desde esa condición capaz de dar una respuesta sana y eficaz a los desafíos a que se ha de enfrentar en la gobernanza de hombres y pueblos. Cuando así lo hace se le denomina Estado de Derecho, y es y así se le reconoce como aquel que con mayor exactitud se aproxima al proyecto ideal dentro de los distintos modelos de organización social que hemos sido capaces de imaginar y poner en práctica. De ahí que la rigurosa observancia de la ley deba ser la más sagrada de sus normas y el más esencial de sus cuidados.

El Estado es un espacio de responsabilidad colectivo en el que confluye un caudal de voluntades dispares en su singularidad, pero coincidentes en la necesidad de arbitrar normas conjuntas de participación capaces de asegurarnos una coexistencia pacífica. No es ni ha de ser, por tanto, una estructura opaca sino transparente, tampoco cerrada sino abierta. Y es que nada ha de esconder en la medida en que todo cuanto lo conforma y cuando de él emana nace de esa disposición plural a la que antes aludía y es o debiera ser por ello de todos conocida.

Sé que tal afirmación revela la silueta de un estado ideal que no se parece en nada al que finalmente rige nuestras vidas. Un Estado que pese a ser calificado de derecho, se aparta con excesiva frecuencia de los postulados de éste para deslizarse en la ilegalidad quebrando sus propias reglas so pretexto de proteger a los miembros de la comunidad a que sirve.

La perversa prevención a que hago alusión se ha ido constituyendo en una parte legal de éste, es decir, que la ilegalidad se ha convertido en una legalidad más contraviniendo de ese modo lo más sagrado de su espíritu, al romper la ligazón jurídica que lo legitima hasta el extremo de habilitarlo en el uso legal de la fuerza.

A la sombra del caso Faisán, supuesto delación de agentes de la policía a miembros del aparato de extorsión de ETA, volvemos a toparnos con las mal llamadas cloacas del Estado, esas zonas de sombra en las que la transgresión de la ley se han tornado en ley a fin de dar respuesta a una necesidad que algunos tildan de legítima pero que no lo es, porque no hay posibilidad de que lo sea ninguna decisión que no haya sido tomada por la vías democráticas dispuestas para ello y menos aún cuando tales actuaciones desbordan principios y derechos que están y han de estar por encima de la voluntad, la apetencia u oportunidad de quienes tienen esa responsabilidad, sean éstos cargos electos, funcionarios o ciudadanos.

No cabe pues hablar, con la perversa intención de justificar esa actuación, del contexto de negociación con la banda criminal en el que se produjo, ni tampoco frivolizar en torno al hermoso gallináceo ni ninguna otra ave ya sea rapaz o carroñera, canora o prensora, pese a que a todas recuerda este tremendo dislate que iguala a policías y delincuentes. Y lo que es aún más grave, que rompe la armonía legal del Estado concediéndole ese mismo estatus a quienes no son sino un grupo de criminales.

Si se ha de negociar con ETA ha de hacerse desde el respeto a la ley, disposición en la que no caben atajos ni enjuagues, tampoco oscuros manejos, porque esa misma ley que con ellos se vulnera se sigue aplicando en el mismo espacio y tiempo a otros ciudadanos con todo el rigor que dispone el ordenamiento jurídico.

Los gobiernos, a través de las instituciones parlamentarias, son lo que han de ir arbitrando los cauces legales mediante los cuales se han resolver aquellos conflictos que se vayan produciendo, pero siempre desde la más absoluta de las transparencias, de modo que nos permita a todos visualizarnos en ese ámbito de responsabilidad. El nefasto paternalismo de gestores e instituciones no obedecen sino a una perversión intolerable mediante la cual los ciudadanos damos por buenas prácticas mafiosas por parte de tan alta institución.

En materias de tan vital importancia se hace necesario conocer y participar para que nuestra condición de ciudadanos plenos en derechos y obligaciones no se vea mermada ni despreciada, de tal suerte que terminemos siendo rehenes de nuestra propia salvaguardia. La tentación, no obstante, es la de dejarse ir para desde esa indolente disposición sentirnos al margen de aquello que nos concierne nos guste o no. Y es que nosotros no somos esos niños despreocupados que juegan en mitad de un campo circundado de peligrosos precipicios, ni el Estado el protagonista de “El Guardián entre el Centeno”, de J.D. Salinger, encargado de salvarlos. Sino que unos y otros somos vigías de una misma responsabilidad la de proteger al otro como si fuese uno mismo.

El Estado somos todos, sin embargo la ley ha de ser, al menos mientras no se cambie, una y sólo una, para que sea igual para todos y en esa igualdad legítima.


7 comentarios:

  1. Eterno acero el que se hacía en la forjas de Malingre. No se escapaba ni una rata, salvo si los "chatarreros" tenían a bien levantarlas del lugar que ocupaban para venderlas a peso.
    Así cierras tú los razonamientos, sin rendijas, sin posible recurso, inapelables. Y así debiera ser, una ley bajo cuya música bailásemos todos al mismo son. Pero intuyes que no es así, por eso adviertes que así debería ser. Un Parlamento que legisle para todos igual, sean curas, sean mendigos. Y que el mismo delito tenga para todos la misma pena y a todos cueste el mismo esfuerzo, que para eso hay organismos encargados de custodiar las redenciones, cuando haya mérito para ellas. Y todo eso, sujeto a los diversos pensares del juzgador. Seis juzgadores, seis sentencias distintas. Seis distintas sensibilidades y lo más doloroso es que siempre se inclina la sensibilidad a favor de los que tienen el pan o el palo en la mano.
    Muy cierto, la ley ha de ser sólo una y la misma para todos, para que sea legítima.

    Pero vete pensando, que seguro que meterás el bisturí en el sitio exacto, cómo hacer para que haya un sólo juzgador que lea la misma ley y la interprete de la única manera que sirva y no esclavice la justicia.
    El Parlamento no debería tener autómatas, sino pensadores.
    Siempre es un placer seguir tus pensamientos. (Me hubiera gustado verte hacer la foto.)

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  2. Buenas noches José Alfonso, en realidad todo lo que defiendes no deberías estar defendiéndolo en un país europeo, moderno... y con ya unos añitos de democracia;un país que debería no tener esas cloacas a las que aludes.
    Pero en realidad todo lo que pasa es lo que resumes en esta frase:

    " La tentación, no obstante, es la de dejarse ir para desde esa indolente disposición sentirnos al margen de aquello que nos concierne nos guste o no."

    Esa es siempre la forma de romper todas las armonías que pudiran tener nuestras democracias, la nuestra tiene muchas cloacas..qué razón tienes. Nos guste o no, no se aplica la ley de la misma forma y se procura mirar para otro lado cuando la ley no se aplica en todo su rigor.
    Me gusta que defiendas la claridad y la trasparenciam, la tentación de no mirar cuando el viento no nos es favorable en interés nuestro embrutece todo.
    Eres un luchador que busca la claridad y combate las tienieblas, cada vez más frecuentes.. siempre es un soplo de aire fresco, lo que leo aquí.Y este país necesita mucho ese aire fresco...
    Un abrazo con cariño.

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  3. La bondad de la ley es propiedad del pueblo que la dicta, la obligación de quien la aplica no es interpretarla sino aplicarla, el invento de la interpretación no es sino una corrupción más del sistema que equivoca la inviolable independencia del juez, defendible hasta las últimas consecuencias en lo que concierne a la sana valoración de las pruebas y no en insana desautorización de la norma en atención a criterios personales, o presiones del gobierno en su turno o del cacique de turno. De todos modos el reto es lo suficientemente arduo como para despacharlo en unas líneas o alinearlo conforme a mi pobre entenderá, acrecentada sólo en la anónima fuerza de tu cariño.
    Infinitas gracias amigo por tan sabia reflexión.
    Recibe un fraternal abrazo.

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  4. Gracias amiga por tu cariño y aliento, y aún más por la claridad con que miras mi mirar, efectivamente estamos faltos de miradas y de mirarnos, a los ojos y a las cosas, para vernos en la justa dimensión de lo que somos como individuos y como sociedad. Mirarnos para que el viento de la responsabilidad no sea el del desdén y la cobarde renuncia sino el del compromiso, eso busco, cuando hago estas reflexiones, comprometerme y en ese afán avisarme de que lo que ocurre me concierne en la medida en que le concierne a los demás.
    Gracias por tu visita, inestimable siempre.
    Recibe un fraternal abrazo.

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  5. Andando por el paseo
    y mirando hacia el Posío
    conviene alzar la vista
    hacia un edificio antiguo
    enfrente de Galerías,
    a unos pasos, 4 ó cinco.
    Al lado del edificio,
    que fue cine en otro siglo
    y al señor de Inditex
    por buenos cuartos vendido,
    verás allí una placa
    colgada de un balconcillo.
    y mi nombre, con acento
    (el estilo es el estilo),
    dentro guardo con esmero
    cinco botellas de vino.

    Si paseas por Orense,
    aprovechando el estío...

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  6. La igualdad, esa que nos autoriza a exigir a los otros, solo es posible dentro de la igualdad, esa que nos hace capacitados moralmente como cualquier otro. Y todos esos condicionantes que habilitan al individuo para esa igualdad solo pueden surgir de una estructura social saludable, equitativa en el reparto de recursos, extremadamente respetuosa con el espíritu de la ley y con su cumplimiento, que busque en los derechos de los demás la cartografía que establezca el límite legítimo de los propios.

    Pero la realidad de hoy nos muestra una sociedad enferma, donde los administradores se convierten en dueños y acaparadores de lo común, en detrimento de los derechos de todos y en beneficio propio y sin más control que el de una justicia cómplice. Sé que esta es tan solo una generalización, con lo que ello implica de inmerecido agravio para algunos, pero la importancia de esta objeción es insignificante comparada con el sufrimiento que se genera en los más perjudicados y con el daño que se produce en el cuerpo social común.

    Primero se produce una respuesta de evitación, con la que intentamos ignorar lo que sucede. Después es la queja constante y creciente que no encuentra contestación. Sigue la conducta agresiva de los que se sienten legitimados para ello. Pero solo hay una respuesta posible y eficaz: actuar, de manera pacífica, organizarse, hacerse oír, pensar, como bien haces, en voz alta, con mayor o menor indignación pero sin miedo.

    Un placer leerte y dejarse contagiar por la limpieza de tu espíritu.

    Un cordial abrazo y mis mejores deseos para estas vacaciones.

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  7. Te leo con la mansa incredulidad con la que escucho esa sinfonía que parece haber sido escrito para ese instante, para ese golpe de aliento, para esa mirada, para ese sentimiento… Te leo amigo complacido de tanto juicio, de tanta inteligencia, de tanta sensibilidad y cariño.
    El placer es mío amigo.
    Feliz será el verano allí donde lo ilumines y en esa alegría tú.
    Un abrazo fraternal.

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