miércoles, 24 de febrero de 2010

CUESTIÓN PORCINA Y SILOGISMO ANODINO


(En memoria de Orlando Zapata un hombre que prefirió morir de hambre que servir de alimento al atributo del tirano.)

Engendrar para el engorde, nacer para engordar, comer para engordar, vivir para engordar, engordar para morir, ese es el destino de los cerdos, por eso los cerdos no miran a la luna, tampoco al sol, los cerdos miran al suelo avergonzados de su suerte, desconocen que no son ellos ni es ese su hado sino el ritual del planificado holocausto al que están condenados: el de mitigar el hambre.

Pero y la voraz hambre del poder quién la alimenta, quién es el cerdo en ese festín perfectamente planificado y ejecutado, quién el animal que termina por no atreverse a mirar al sol ni a la luna, sino que humillando sus ojos extravía su mirada en el suelo. Quién ese miserable ser que se avergüenza de una culpa de la que sin ser neutral si es en muchos casos inocente. En una palabra, quién es el puerco en el banquete de poder que es toda dictadura y también ese en que se han convertido algunas democracias.

El poder los ejercen los hombres tomándolo por asalto o por delegación de otros hombres en el sano y libre ejercicio de su derecho al voto.

Tenemos, por tanto, como materia de engorde la violencia, el voto y el hombre. Pero la violencia y el voto son meros atributos del hombre y éste del poder.

Luego el poder se nutre de hombres en el porcino ejercicio de un atributo que se atribuyen o les atribuyen.

lunes, 22 de febrero de 2010

TIEMPO MUERTO



El presidente Zapatero ha pedido, en una viva jugada política, tiempo muerto. Tiempo para hacer de su equipo selección con la que desplegar estrategias contra la crisis, que se han de materializar en una comisión encabezada por ministros de su gobierno, delegados a fin de que hagan lo que no han hecho en el ejercicio de su cargo.

Una comisión babélica en la que los miembros de este equipo de equipos van jugar cada uno para sí, como siempre, percibiendo, eso sí, prebendas y dietas por tan titánico esfuerzo.

El presidente no busca complicidades, busca cómplices para la consecución de una derrota presentable, con la que ir de sufragio en sufragio vendiéndose como él único capaz de convocarlos a todos en torno al fracaso.
Tiempo muerto, tiempo perdido, son medidas urgentes las que la situación demanda, medidas que han de ser propuestas y aplicadas por el gobierno en el legítimo desempeño de su mandato. Una comisión en este caso no encarna sino una indecorosa omisión del deber, por mucho que se quiera disfrazar de dialogante. Porque no caben estrategias políticas cuando está en juego la supervivencia de nuestra economía.
Aún así no me cabe duda de que para el gobierno resultara exitosa, de momento han redimido al ministro Blanco de su calvario sin presupuesto, para convertirlo en la esperanza blanca, la blancura en estado apellido, en fin, una joya ilusoriamente engazada para el definitivo enlace de este pueblo con la crisis.

domingo, 14 de febrero de 2010

DISFRACEMONOS DE ILUSIÓN



Hoy que todos somos vecinos de algún banco, en la única propiedad posible: la de la hipoteca.
Hoy que el Euribor es el hombre del saco. Y van camino de convertirse en huertos balcones y terrazas. Propongo que tomemos con humildes bancales de frescas hortalizas bancos y cajas, marcando así el inicio de la única revolución posible: la de la subsistencia.
Hagamos que los oblongos huertos se adentren en los parlamentos para hacerlos comestibles además de productivos. Rentabilicemos lo inútil con el útil acto de la última religión posible: la agricultura.
Repartamos como hermanos: ministerios, palacios, embajadas, legaciones y delegaciones, en la única fraternidad posible: la de los iguales.
Multiplíquense los surcos sobre la faz de las ciudades y convivan gallinas con palomas y conejos con ratas. Cómanse los mansos asnos los abultados legajos de las hipotecas y pasten cabras y ovejas en los despachos de notarios y registradores.
Que se muere el hambre haciendo cola en la cola del paro, que el hombre es hartura cuando empuña firme el arado, pues nada le debe a la semilla, nada al duro trabajo, nada a luz de la mañana, ni a la sombra de la noche.
Sea el Sol testigo de ello y Uds. amigos, faz de la única redención posible: la de la ironía.
Dinero barato pisos caros, nos la dieron con queso. No debimos salir del terruño. No debimos dejar que nos estabularan en vertical. No debimos, pero debemos, más, mucho más de lo que podemos.

viernes, 12 de febrero de 2010

EL REINO Y LA TAIFA


La corona es una institución, cuando menos anacrónica, cuya existencia nos disminuye como seres humanos y humilla como ciudadanos libres e iguales en derechos y deberes. No en vano consagra la supremacía de unos sobre los otros por razón de linaje y herencia.

El mantenerla como mero elemento decorativo, como es el caso de algunos países, se me antoja triste, pues entiendo que nadie merece representar con su vida una vida que no merece representación. Pero aún lo es más consagrarla y mantenerla como elemento vertebrador de la sociedad y nexo de unión entre los distintos pueblos de España, en la medida que tal necesidad denuncia carencias esenciales en el seno de esa sociedad.
Vaya pues por delante que el rey debería abdicar no por imperativo legal sino para preservar su dignidad y la de su familia, porque, como he dicho, nadie deber verse obligado a representar un papel que nunca se debió escribir, y es que jamás hombre alguno estuvo ni estará legitimado a heredar el gobierno de ningún otro hombre o pueblo.
Sé que la estupidez de la masa puede eclipsar hasta la idiotez al individuo, y en esa deleznable medida éste se lanza a la calle y se abisma en ese alarido que saluda invariable al poder, sea este del signo que sea, y no porque lo admire sino porque lo desea. Por lo tanto, sumidos en esa vorágine puede la corona sentirse legitimada en lo legal y hasta en lo moral.
Ahora bien, su vergüenza y nuestro enojo deberían correr parejos, el de él por ser rey, el nuestro por ser vasallos. Y su necesidad, como la nuestra, debería hacernos reflexionar sobre lo que somos y lo que queremos ser. Y lo que no es menos urgente, poner de manifiesto que para criticarlo y hasta para quemar su efigie no hace falta otro coraje que someternos primero a la sana crítica y recto coraje: el de la dignidad, la justicia, la libertad y la solidaridad.
Hoy se da la lamentable paradoja que aquellos que le atacan y ponen en tela de juicio sus ancestrales privilegios, fundamentados en la sangre y la herencia, resulta que reclaman para ellos, y en nombre de la sangre y la herencia, privilegios propios de reyes de Taifas. Reyes que buscan heredar y reinar sobre sus conciudadanos sobre la base de unos derechos tan discutibles y perversos como los que legitiman al rey.
Reyezuelos de tres al cuarto claman contra la corona, pero no por lo que es, sino por lo que en la actualidad representa: la unidad, la convivencia, la solidaridad, eso a lo que ellos llaman despectivamente España, para que así nadie se sienta aludido en el avanzar sin tregua de su talante egoísta y autoritario. España es la culpa que oculta a los para ellos culpables de su culpa, a los que no son para ellos sino lastres de sus ambiciones, a los que perciben como invasores, a los que consideran dignos de ser enviados a sus respectivas tierras.
Y ante tan injusta situación, la izquierda calla cómplice, es más, aplaude como progresista esas formas y esos modos. Y lo hace, porque hoy la izquierda se nutre de hombres y mujeres de cortas revoluciones y grandes digestiones, que leen, entre pesadas sobremesas y melancólicas siestas, prensa solidaria y toleran en nombre de su comodidad lo intolerable.
Una izquierda a la que la idea de España y todos sus símbolos se le antoja banal, pero que no duda en calificar como dignos los de cualquier otro taifa exacerbado. Y que hace oídos sordos a los usos y abusos de esos que desde la pura y dura militancia se imponen día tras día a los demás, y lo que es peor, que tuercen la voluntad solidaria y el aliento que mueve a la convivencia.
Hoy por hoy el mejor favor que un republicano puede hacer a la causa es combatir a los que denostan al rey para autoproclamarse reyes, a los que buscan romper la solidaridad y la convivencia, y lo que es más grave, vulneran principios elementales para que una república merezca de verdad la alegría del pueblo que le abre gozoso sus puertas.
Reina sobre nosotros la estupidez, en unos se llama dejación, en otros fanatismo, ambos magníficos en lo crónico de su permanencia y en contraposición de un rey al que se puede jubilar desde el Estado de Derecho. Por eso yo digo, la estupidez, como la mona, lo es, se vista de tul o acrílica ropa deportiva. Se acoja bajo el paraguas de la fe, de la ideología o de la rancia tradición.
Lo malo no es la real monarquía sino la real necesidad de monarcas, caudillos, reinos y patrias.
José Romero P.Seguín.

lunes, 8 de febrero de 2010

EL ARTE DE HACER CAJA




Son estos tiempos de cobrar y no de crear, bajo esa premisa se instauro el canon digital y ahora el procedimiento judicial para el cierre de páginas web que permitan descargas de contenidos artísticos. Parece que lo único que importa del arte es el precio, pese a que sea éste quien lo desvirtúa, contamina y destruye.
El mecenazgo lo ejercen hoy los empresarios del arte en todas y cada una de sus expresiones. Y en su socorro viene el gobierno con esta leva indiscriminada del canon, con ese cobrar antes que crear, para recaudar antes que educar. Y ahora con la amenaza judicial de castigar al ostracismo a quienes lo comparten.

La obra de arte encarna la fiel expresión de un ser singular y libre en su vida y en sus actos afanado en la representación estética de su visión del mundo. Sin embargo, la realidad nos dice que se ha convertido en mercancía, en mero contenido del voraz negocio de eso que han dado en llamar cultura.

El artista no es lo mejor de una sociedad sino reflejo de ella, y en el plano personal, si le es permitido vivir de su oficio, un privilegiado, pues para que el estire y mime el espíritu otros han de encogerlo y embrutecerlo en actividades que nada tienen que ver con tan sutil quehacer.
Se debe pues proteger la propiedad intelectual, pero sin cercenar su alma, la de la libre expresión, compartirla no deja de ser sino cultura y si sólo es negocio resuélvase el conflicto en un ámbito estrictamente mercantil.
José Romero P.Seguín.

domingo, 7 de febrero de 2010

PRINCIPIO DE INSUFICIENCIA

Me he estado contando y he llegado a la conclusión de que no soy tanto como en un principio creía. Bien es verdad que soy lo suficiente, pero eso no niega la descarnada evidencia de que no soy bastante.
He probado a sumarme, a multiplicarme, a dividirme y hasta restarme, me elevado al cuadrado, al cubo y despejado en mí todas las incógnitas, he operado conmigo hasta allí donde alcanza el álgebra, en la quimera de hallarme exacto. Es más, en la desesperación, he vulnerado las más elementales reglas de esta disciplina: comido las que me llevaba, llevado las que me comía y cambiado arbitrariamente los signos y su valor, sin obtener por ello resultado satisfactorio.
A día de hoy procedo de nuevo a contarme, en la secreta esperanza de saberme definitivamente de tal manera mermado que voy a dar siempre inexacto en el suma y sigue de los días.
No me tomen por tanto en cuenta si les fallo, no lo hago a propósito, aunque no tenga tampoco el de enmienda, si me conduzco así no es por capricho, es sólo por esta suficiencia mía de saberme insuficiente.
Reciban un fraternal abrazo.

jueves, 4 de febrero de 2010

El Eterno Retorno

Cuando Zapatero era todavía un niño yo ya era Zapatero.

Joder, esto es una pesadilla.

martes, 2 de febrero de 2010

MALAS HORAS

Zapatero es un lujo y ha llegado la hora de empeñarlo.

Un fraternal abrazo.

lunes, 1 de febrero de 2010

OSAMA DE HAMELIN


Ben Laden tañe su flauta y occidente se pliega sobre sí, la libertad se pronuncia seguridad, letra para la que cada uno imagina sus acordes.

Dicen que “la música amansa las fieras”, pero sólo los estúpidos lo creen, y en la torpe esperanza de no ser devorados fuerzan la música de sus derechos y dignidades intentando amansarlas. En una palabra, se hacen música para ellas en la vana ilusión de calmarlas, acaso sólo congraciarse, en nombre, eso sí, de los más sagrados principios democráticos.

Osama y su general Ayman al-Zawahiri no son fieras idiotizadas por la música, encarnan, por el contrario, la ferocidad de los músicos que buscan someter con su arte a los demás. Ambos son las notas de una melodía que se completa con las de los que los tuvieron por estrategia y las de los estrategas del apaciguamiento. Unos y otros animan esa macabra armonía que llena de acordes de muerte el planeta. Y es que no se pueden tender puentes con un puñado de tiranos que bajo la disculpa de dios humillan la condición humana. Sobre esa certeza y el respeto sin injerencia se ha de fundar la alianza con esos pueblos que si son civilizados y merecedores de tenderles la mano, ojo, no de llevarlos de ella.

Estos santones del Kalashnikov y el suicida dejan que la riqueza del petróleo se derrame en los arenales de la satrapía, mientras sus hermanos y pueblos se mueren de hambre, hasta ahí llega su sentido de justicia y da comienza su macabro negocio.

José Romero P.Seguín