martes, 13 de diciembre de 2011

EL MILAGRO DE IÑAKI


El Excmo. Sr. Urdangarín, duque consorte, ha tenido la suerte de que se le tornara rentable su altruista y no lucrativo Instituto Nóos. La beneficencia de los magníficos es dada a esa suerte de milagros, de tal modo que el filántropo y su socio y amigo, se vieron un día arrastrados por la buena estrella de los vientos favorables hacia una senda de millonarias colaboraciones institucionales. Beneficios que ellos han sabido encauzar en la buena dirección, a fin, entiendo, de que cuando se produzca la necesidad social para que fue concebida la entidad no sólo puedan restituir lo ingresado sino también los intereses obtenidos.

Ocurre que en ese tránsito ha hecho acto de presencia la policía y ha denunciado como delictuosa tal práctica. Antojándosele, en el juego calidad precio, abultados los costes y sospechosas las salidas caribeñas de los euros percibidos.

A Iñaki se le pagaba por su estar en lo adquirido de su ser ducal y no por su saber elemental. Extraña, eso sí, que tan aventajado visitador del “Rincón del Vago” en busca de informes que endosar, no se percatase de la imaginativa formula que utilizan en la red los magos de la reventa, publicitándose en los siguientes términos: “Vendo informe deforme y copiado y regalo flemática presencia para actos académicos, entreactos políticos y saraos sociales”. De ese modo podría haber cobrado con todos los parabienes legales la cantidad que su generoso talante demandase.

4 comentarios:

  1. Si es que no hay derecho a que la policía y los agentes tributarios interrumpan tan generoso y lucrativo negocio que, adicionados los intereses, sin duda repercutiría en la clase social más baja, tal como recogen los estatutos sin ánimo de lucro. ¡Para un empresario que hace empresa y obtiene beneficios, vamos e interrumpimos el generoso mecanismo!. Si es que somos unos envidiosos de tomo y lomo. Además de todo ello, el pobre va a quedarse sin asignación de la casa Real. Se tendrá que conformar con las cantidades cuya fiscalidad resulte prescrita. Pobre.

    Menos mal que nos queda tu genial ironía, que haría sonreir al mismísimo duque consorte si tuviera ánimos para leer.

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  2. Creo que el otro día se oyó en la Zarzuela el siguiente lamento: “La reina y yo. ¿Lo recuerdas Sofía? Qué bien entonces.
    Gracias por tu visita, tus palabras y tu cariño.
    Recibe un fraternal abrazo.

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  3. En “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero” Oliver Sacks describe con talento y compasiva humanidad cómo algunos individuos aquejados de inauditas aberraciones de la percepción viven aventuras inimaginables en insospechados mundos. No son locos, propiamente dicho, son pacientes que sufren extrañas enfermedades neurológicas. En psiquiatría sin embargo una fina línea separa a veces lo que es una enfermedad de lo que se define como variante de la normalidad, por mucho que esta pueda asemejarse a aquella.

    No creo pues que Sacks considerara enfermedad a la picaresca, pero me atrevo a suponer que posiblemente sí la catalogaría de signo o síntoma de esa patología social que propicia tal alteración de la honestidad. Con ello me excuso de señalar con el dedo a este o a aquel que aprovecha su parcela de poder e influencia para medrar, algo que veo contagiado a todos los niveles, y señalo a esta sociedad como enferma de infección de valores éticos y a la justicia como culpable de séptica impunidad. Falta de madurez en suma.

    Muchos confunden, siempre a su favor, lo que es de todos con su sombrero y se ponen al mundo por montera en la certeza de su legítima superioridad.

    Con la que está cayendo dan ganas de echarse a llorar, amigo, pero me parece más saludable el antídoto de su ironía.

    Un cordial abrazo.

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  4. Sabía reflexión e interpretación de una realidad que por más que duela es la nuestra, es peor aún, es nosotros en estado puro. Ya no esa moda aquello de “Ud. no sabe con quién está hablando” que tantos adeptos tuvo durante la dictadura. Ahora la frase es “de cuánto estamos hablando”.
    Sería sencillo culpar, poner rostro a un culpable, ¡ojala! fuese así de sencillo, pero no lo es, de todos es sabido que en fondo esto no es sino la cresta de la ola.
    Gracias por tu visita.
    Recibe un fraternal abrazo.

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