lunes, 8 de marzo de 2010

LAS DESMEDIDAS



No debería incidir el gobierno en la lucha contra la crisis en recortar derechos a los empleados, a día de hoy la mesura de éstos y sus representantes está más que probada: ERES, prejubilaciones, recortes salariales... Tampoco profundizar en subvencionar al empleador, comprando puestos de trabajo. Debería ser realista y capaz de devolvernos a la responsabilidad a que nos debemos y que nos obliga en la tarea de hallar las soluciones correctas
El gestor deber ser veraz en su diagnóstico, dejando la mentira a quien sólo especula. El problema es que los gobiernos gestionan desde una perspectiva especulativa, electoral se entiende, en aras de conservar el poder, circunstancia que los lleva a manipular la realidad exagerándola o minimizándola, siempre que la presiente adversa para sus intereses. Corrupción que se ha acentuado con la profesionalización de la política, donde es el pan y no el ego lo que está en juego, como para no mentir, pese a que con sus mentiras pongan en peligro el de todos.
Además de claridad falta racionalidad en la gestión, otro imposible al que atraerlos, puesto que unos y otros ceden a la tentación de crear más y más puestos donde colocar a los suyos.
Veracidad y racionalidad, no parece mucho lo que se le pide, pero lo es todo, no obstante me temo que van a cortar por donde menos duele, los derechos de los trabajadores, quizá creen algún otro ministerio o cargo, ¡ojalá! nunca el del racionamiento.

4 comentarios:

  1. Y todos los palos quedan exactamente retratados cuando los toca, Sr. Seguín. Efectivamente antes a la política se llegaba después de haber demostrado valía en otros terrenos ya profesionales, ya empresariales o de cualquier otra índole; ahora, lo ha dicho usted muy bien, es una profesión que cada uno defiende aunque sea con engaños porque le va el pan en ello. Lo que nos retrata a nosotros es que no somos capaces de verlo o si lo vemos lo consentimos. Pero iré más allá con una de mis teorías. Al igual que el 11-M ha servido para recortar derechos de los ciudanos, esta gran crisis va a servir para recortar los derechos de quienes menos tienen...y en mis pesadillas se me aparecen empresarios riéndose a mandíbula batiente y frotándose las manos de la carne fresca que van a conseguir para sus máquinas, aceite de repuesto que engrase sus mecanismos y que haga crecer sus beneficios. Y como decía un pariente mío con teorías más extrañas que las mías, esto sólo se arregla parando un poco el mundo y repartiendo el trabajo. Y no se arreglará mientras el ochenta por ciento de la riqueza mundial esté en poder del 10 por ciento de la población. O el porcentaje que sea, que no lo tengo a mano.
    No sé decirlo más poéticamente, pero queda dicho.

    Saludos cordiales!

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  2. Triste realidad la del trabajador. En este punto de la evolución de este país, ante una crisis, se ve lo vulnerable que es y quienes van a ser las cabezas de turco, como siempre los mas indefensos, los que menos pueden defenderse. Difícilmente creo que las medias palabras, o los vacíos y mucho menos el disfraz de la recesión nos puedan engañar, cuando la realidad asola de forma cruel cada día.... Y cada día me abochorna mas todo el ente político, el que gobierna por su falta de sinceridad de cara al pueblo y sus palos de ciego, intentando parar la voz de alarma, sin medidas reales que den luz de esperanza a este cataclismo. El que no gobierna, por hacer tan desmesuradamente bien su oposición, afilándose los dientes ante el derrumbamiento de aquel que ocupa el lugar que ellos desean. Y entre todo eso, el trabajador, el pueblo....
    Hablar de todo esto me golpea en mi rabia, por que los que sacamos adelante un pueblo somos los que luchamos por la vida al margen de todo esos entresijos y votamos pensando que harán su trabajo bien...
    Bien
    Antoñi

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  3. Totalmente de acuerdo con Ud., la crisis no es sino una parte más del negocio, el de desactivar los derechos laborales, por no decir erradicarlos, de hecho ya lo están.
    Ocurre que la ambición llevada al extremo termina estrangulando a obreros y empresarios, pero ese a quién le importa, es más porque había de importarnos el sistema sino nos importamos entre nosotros. Vivimos en el sálvese quien pueda, voluntad que encarna la más salvaje de las caras de la depredación aquella que se rige por normas que conducen a la presa a las fauces del depredador. No hay lucha no hay esperanza, no hay esperanza no ha conciencia, sólo miedo y más miedo, y ante él y bajo él la estampida: en eso estamos.
    Reciba un fraternal abrazo.

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  4. Ahí amiga la paradoja: la verdad, lo auténtico, el pueblo, vive sepultado por la mentira y aún ahí bajo toda esa basura sigue construyendo el futuro sobre los cimientos de la pequeña ambición de cada día, la necesaria para llevar el pan a casa, la de conquistar treguas que nos permitan amarnos, la de ser y también estar sin más lujo que saberse.
    El problema parece estar en el acto de delegar, en él dejamos de ser y en esa horrible merma fenece la pequeña ambición que mueve la vida y a la vida para dar paso a la gran ambición, la de llevarse el pan y la casa, la de no dar tregua ni al amor, ni a la solidaridad, ni a la fraternidad, ni mucho menos a ese saber ser y estar que propician el saberse, porque la nueva necesidad demanda desconocerse para así poder explotarse.
    Recibe un fraternal abrazo.

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