El futbol es el circo de nuestros días, pero su práctica entraña veleidades y contingencias que pueden defraudarnos. Tratando de conjurarlas hemos ido más allá del “pan y circo” con que satirizo el poeta romano Juvenal añadiéndole “culebrón”, todo un signo de modernidad que nos permite salir del ancestral fatalismo que viene asediando nuestra más reciente épica nacional, esa que encarna y capitanea nuestra selección. Y es que hasta la fecha una vez se producía la debacle sólo nos quedaba agarrarnos al flagrante error arbitral, a la arbitrariedad de la diosa fortuna o a la rudeza y marrullería de los contrario, factores de justificación que no llegaban a satisfacer nuestras debilitadas ilusiones por su falta de recorrido y lo manido de su esencia.
Advertidos del peligro la cuestión se reducía a encontrar una fórmula que nos permitiera, en caso de ser eliminados del mundial, poder canalizar el desencanto hacia otra contingencia capaz de tejer un hilo de esperanza lo suficientemente fuerte como para poder transitar del desasosiego de la derrota a nuestra derrotada cotidianidad bajo un halo de romanticismo y pasión. Y en esa ambición de portera encontramos en la portería a Casillas y en la banda, a su novia, la reportera Sara Carbonero, la ocasión, no podemos negarlo, la pintan calva, si falla el pan, si desfallece el circo ahí están nuestro Tristán y nuestra Isolda, culebrón con los que nutrir la mitología futbolera.
El apasionado beso de nuestro Tristán es todo un “Iniestazo” de ternura que se me ha clavado muy hondo. No hay duda, pese a la victoria habrá culebrón de cómo se gestione dependerá la eternidad de su valor.
ResponderEliminarVeamos, Sr.P.Seguín, preferiría usted estar en la piel de Casillas recibiendo el tocho de oro que le han dado...o recibiendo el húmedo ósculo..?
ResponderEliminarNo me conteste ahora, déjelo para después de la publicidad...
Saludos.
La Copa amigo César es de oro, es cierto, como también lo es el hecho de que encarna el éxito, la fama, el acceso a la historia, pero qué quieres que te diga, la ternura está hecha de material más sublime, está hecha, casi nada, de ese intangible que nos define en lo próximo y en lo lejano, ese ser sin valor por el que finalmente lo valemos todo. La ternura es el éxito por antonomasia, el esfuerzo que deslumbra la razón sin convertirnos en animales y la razón del animal que nos conforma.
ResponderEliminarLa épica que de amarnos es cotidiana, próxima, difícil y apasionada como una final sin principio, como un principio sin final, me decanto pues por el día a día, porque es ahí donde realmente nos medimos en el valor exacto de los que somos.
Observa César que me apeo del Ud., para retomarnos en el tuteo, que es lo que procede, con el permiso del maestro, D. Alfredo, medievalista y caballeroso, que a lo que se ve no hace bueno de nosotros.
Recibe un fraternal abrazo.
mejor beso que subidon con la copa besitos gaviota
ResponderEliminarEl beso cuaja de ternura todo el paisaje de la gesta futbolera. En esa copa beberemos cuando la copa se haya gastado de orgullo y el orgullo descanse en brazos de la ternura.
ResponderEliminarEstoy, por ello, contigo mejor el beso, es más, mejor que mejor.
Recibe un fraternal abrazo.