miércoles, 13 de junio de 2012

LA PARADOJA DEL ICEBERG



      Si nos intervienen como Estado nos morderá la negra boca de la ruina, si por el contrario el gobierno consigue evitarlo seguiremos en las manos de la soberbia que nos ha llevado a esta ruinosa situación. Esa que nos atenaza orgullosa aún en los agónicos días de nuestra maltrecha economía.
      De esta fatal eventualidad cabe discernir que el dilema que se nos plantea es tener que elegir entre tocar fondo en el mismísimo corazón de la realidad o seguir colgados de la vana altivez de vivir de prestado con ínfulas de rico. Es decir, transitar por este atolladero de calamidades sin haber analizado y corregido en la medida de lo posible las casusas que lo provocaron y sin tener una visión real de nuestras posibilidades.
      La historia nos llama a una tarea de magnitudes épicas a la que solo podremos hacer frente siendo capaces de ponernos de acuerdo en la construcción de un estado moderno y equilibrado tanto en lo administrativo como en lo político. Un estado, en definitiva, capaz de dar respuestas ágiles y responsables a las necesidades reales de la sociedad a que sirve bajo el imperio de la  ley.
      A día de hoy la perversión del sistema es de tal calado que nos vemos en la absurda necesidad de tener que salvar a aquellos que nos hunden, llámense: gobiernos, banqueros o instituciones.  Es, para que se hagan idea cabal de la paradoja, como si la tripulación y el pasaje del Titanic se afanaran durante el naufragio en salvar al iceberg.
José Romero P.Seguín.

7 comentarios:

  1. Efectivamente, es de difícil comprensión para el pueblo llano, ( que somos todos menos los Icebergs)la actitud de los gobernantes, propios y foráneos en esta crisis. La ignorancia no les exime de culpa porque no ignoran, o no deberían hacerlo, el sufrimiento que media europa arrastra.
    Y efectivamente, tratan de convencernos de que es preciso salvar al Iceberg con la disculpa de que podemos quedarnos sin agua. Y yo incluso estaría dispuesto a creerles si no fuera porque estoy convencido de que una vez salvado el Iceberg, de nuevo nos dejarán morir de sed mientras hacen cubitos para su Ron.
    Suspiro también por un estado capaz de proporcionarnos lo que con tanta sensatez demandas.
    Saludos.

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  2. Amigo Cesar, la cuestión a mi juicio es llegar a comprender que los gobiernos no hacen a los pueblos que son los pueblos quienes hacen a los gobiernos. Ellos son lo que somos.
    La responsabilidad ha de retornar a manos de quienes por no haber salido de la realidad conocen su carácter y el modo de manejarla.
    Gracias por tus palabras y por lo impagable de tu talante.
    Recibe un fraternal abrazo.

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  3. D. José Alfonso

    Me temo que mis antológicas carencias me van a impedir comprender alguna vez eso de que "los gobiernos no hacen a los pueblos que son los pueblos quienes hacen a los gobiernos". Bien es cierto que he desperdiciado mucho tiempo en chorradas y he dejado de leer millones de reveladoras páginas de la Historia. Ya incluso dudo si he llegado a comprender la millonésima parte de lo que he leído.
    Por el momento sólo soy capaz de ver que el poder se impone por coacción...ideológica, religiosa y militar...siempre desde un grupo minoritario mutado por el gen de la avaricia y la soberbia...que tiene como diana a todos aquellos que hemos decidido abyectamente someternos a cualquiera de los tres métodos (o a todos ellos) anteriormente enumerados.
    La diana nunca disparó contra el rifle, a lo más...los azares de la trigonometría y la balística habrán provocado algún rebote inesperado con consecuencias rápidamente corregidas por los "maestros armeros".

    Lamentablemente, la Democracia jamás estuvo presente en el ánimo de los Atenienses hasta que un tal Clístenes decidió sembrarla. Estamos en manos del azar...porque los que podrían ser buenos gobernantes, como siempre han dicho los filósofos, rara vez desean el ejercicio del Poder.
    Las últimas sociedades de hombres libres que hicieron gobiernos a su medida y voluntad desaparecieron de las estepas norteamericanas a golpes de winchester, güiski y predicadores...me temo.

    Saludos!

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    1. Su humildad es un presagio indiscutible de su talento. Me apunto.

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  4. Estimado amigo, está usted tan bien acompañado en su blog que mi presencia no puede pretender más allá que ser un testimonio de admiración. Dicho.

    Bien es cierto que hemos llevado esta nave muy malamente pero tengo para mi que ese iceberg no responde solo a las reglas del azar y que, una vez tocados por él, otros intentan imponernos sus rutas de navegación.

    Al final estos malos navegantes que hemos elegido entre lo menos malo que nos presentaron tendrán que ser capaces de luchar contra los piratas para defender a la tripulación y llevarla a su destino. Me preocupa, no obstante, verlos atrincherados en los escasos botes salvavidas.

    Un cordial saludo.

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    1. El arte de la náutica siempre ha proporcionado excelentes ejemplos para comprender el arte de la política. No resulta extraño que la palabra gobierno derive del término griego para designar al timonel de una nave.
      Lo que resulta inexplicable es cómo un país tan marinero como éste se haya permitido el derroche de tantos naufragios inútiles...con la de cartas náuticas, brújulas y experiencias que ha esparcido por todas partes la rosa de los vientos de la Historia:

      "Mientras que el navío está a salvo, ya sea uno grande o pequeño, entonces es el momento para que el marinero y el timonel y todos los demás cargos muestren su empeño y tengan cuidado de que no zozobre por la malicia o negligencia de alguno; pero cuando el mar lo ha superado, entonces el empeño es inútil". Demóstenes

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  5. Estimado Atila, los diagnósticos sociales, en la medida en que son de nuestra medida, suelen ser precisos, y en esa precisión razonables, el suyo lo es amigo. Cosa distinta es el sustrato real sobre el que se asienta la realidad de una sociedad, es decir, el pueblo que forma y conforma esa selva de diagnósticos en el afán, cuando mejor, de confluir y cuando peor de influir o sencillamente imponerse a los demás.
    Entiendo que un dirigente puede mentir, es más, puede ser una gran mentira. Un pueblo también puede mentir y ser una enorme mentira, pero él al contrario que el individuo contiene le guste o no un todo al que no le cabe el error, y no porque no yerre sino porque su decisión aún fallida y falaz se revela infalible en el natural de su naturaleza y expresión. Cabe la corrección, como no, pero cuando el daño esta ya hecho.
    Recrearé para mejor explicarme la idea de dios, puede Ud., e incluso yo, entrar en una iglesia, cualquiera, de cualquier fe y arrojar al exterior, quemar o destrozar la vasta utilería con que esta oficia sus liturgias, es más, podrá quemar el templo, pero no la idea de Dios, máxima expresión del infinito desamparo del individuo. Pues así con el pueblo, máxima expresión de la sociedad.
    Habla FJavier del colosal talento de quienes me acompañan, Ud. y César, lo añado yo a él y me reconozco, en la dicha de contar con sus opiniones, afortunado, no en vano se aúnan en los tres las hogueras de mi vanidades y también de mis dignidades, si alguna me cabe. Y es que en encuentro en su blog el impetuoso fuego de la pasión que a menudo incendia mi ánimo. Paso por el de FJavier y me veo traspasado por la dulce daga de la sensibilidad, de la poesía en todas su expresión, la misma que de tarden en tarde adorna mi ánimo. Y cuando visito el espacio de César me encuentro cara a cara con la sabia ironía de quien va de ida pese a estar de vuelta porque es así, como así soy yo, rendido admirador de mis admirables visitadores.
    Infinitas gracias a los tres.
    Reciban un fraternal abrazo.

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