domingo, 28 de octubre de 2012

AZAROSA CARIDAD




      Es de “bien nacidos ser agradecidos”, deseo serlo y en ser estimo la generosa donación hecha por D. Amancio Ortega a Cáritas.
Cumplido con el dicho, afirmo que no debiéramos olvidar que la caridad no es sino el cardenal del látigo de la explotación, la cicatriz de la herida de la desigualdad, el insulto amable de la injusticia social. No debiera ser pues un estado sino un tránsito a liquidar. Y quien mejor para ello que D. Amancio y esos otros hombres y prohombres que han hecho fortuna. Sin embargo, observo que se dan al cultivo de tan frágil filantropía, olvidando que no fue la caridad sino la oportunidad la que les brindo la posibilidad de gobernar imperios y hombres. Y que en esa medida tal vez debieran devolverles a estos esa misma oportunidad creando puestos de trabajo en condiciones laborales dignas. Empleos que les permitan llevar a sus casas y a sus bocas un pan ganado con su sudor y no la indigna limosna de la beneficencia.
      Duele sentirse criticado en tan magno gesto pero es que no casa con que se lleven sus firmas a países subdesarrollados. Podía recordarles que “la caridad empieza por uno mismo”, pero no es el caso, el mismo derecho que nosotros tienen esas personas a tal distinción, además, no lo hacen sino a fin de recortar derechos que alumbraron a los hombres, también a Uds., de la caridad a la dignidad.
      Redistribuyan no regalen, sean solidarios no caritativos: ganaremos todos, también sus generosidades.

6 comentarios:

  1. Sí, ha de doler sentirse criticado. No critico yo, ni lo haces tú, la generosidad de D. Amancio, sino los tiempos y las personas que permiten que la gente tenga que vivir de la caridad y no de su honrado trabajo. Máxime si nos tomamos unos minutos para analizar los números de tan rentable empresa. Así por encima, dividiendo los beneficios entre los trabajadores que los producen, tenemos que cada trabajador deja de beneficio neto a D. Amancio 8.875 euros. Y esto es admirable, pero me recuerda a una frase que decía mi anciano suegro: estamoslle agradecidos a Franco que nos deixou emigrar.
    Mi admiración por D. Amancio que de tanto ser humilde se ha hecho acreedor de todas las loas. Incluso le dejan en paz en Telecinco.

    Nos llamarán envidiosos, pero tú y yo sabemos que no los somos.
    Saludos cordiales.

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  2. Bueno con las cuentas, sí señor, también con los cuentos que nos quieren contar. Cuentos escritos en papel moneda sin otra gracia que la desgracia de ese a quien se lo escriben en la piel.
    A Cáritas lo que quieran, pero a mostros, no, porque nosotros las que nos llevamos las recordamos con los dedos.
    Un buen juicio amigo.
    Recibe un fraternal abrazo.

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  3. D. José Alfonso!!

    ¡¡Sean solidarios...no caritativos!!...el tiempo corre y con él y en él les emplazamos... sin prórroga!!
    El día de las hostias está cerca...hostias de esas que no redimen sino de las que castigan!!

    Saludos!!

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  4. Sea el dios de turno, la sangre, la fortuna sobrevenida o no, sea como sea, lo cierto es que buscamos cómo distinguirnos del resto por la parte de arriba, que es la más cómoda, y para ello vale todo porque todo es estéticamente legal en esta época tan asimétricamente paranoica. Cardenales, realezas, razas, abolengos, miembros y miembras,… se afanan por conquistar su desigualdad desde la igualdad mediática, que es lo mismo que intentan, pero en sentido inverso, quienes quieren apuntarse a la sopa boba reclamando equidad sin dan el adecuado palo al agua. Vivir a costa de los demás.

    Ante tan complicado panorama me sitúo frente a los extremos a los que desprecio, los de la inmensa miseria y los de la indecente riqueza. A ambos habría que ponerles límite. Bien es cierto que para el hambre la comida no tiene objeción posible y que en la situación en la que estamos -los que están peor- no parece oportuno ponerle peros a la caridad, aunque esta esconda su indecorosa culpa.

    Porque, ¿hay alguien que le haga ascos a la exigua renta de fondos, cuentas, acciones y demás productos financieros, aún a sabiendas –o sin querer saber- que todo ello es fruto de la explotación y la miseria de otros?

    Dios me perdone por disolverme en el inoperante mundo de las palabras, no como el Ortega este.

    Cuánta razón y cuanta dignidad en sus palabras, José Alfonso.

    Saludos.

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  5. Soplamocos que no oblea, que se dice.
    Emplazar suena bien, lo de la prórroga aún mejor, porque las prisas no siempre son malas.
    Un placer tenerle por aquí.
    Reciba un fraternal abrazo.

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  6. Atinadas palabras a la par que cariñosas.
    Gracias amigo por tu comentario.
    Recibe un fraternal abrazo.

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