Arrimar el ascua a la sardina, ese es el mandato de la clase dirigente para la solidaridad en tiempos de crisis, y también para el reproche.
Ascua y sardina que son el pueblo, que somos todos. Se hace, por tanto, difícil creer que puedan existir discrepancias a la hora de prestarse a ser ascua en el esfuerzo de remediar los desajustes presupuestarios.
Misteriosa tarea que realizan sin misterio cientos de familias todos los días en función de sus gastos e ingresos. Sin embargo, cuando ese ajuste se hace necesario en el seno de la sociedad, comienza el drama, y es que se hace público lo que en la familia es privado, el hecho de que nadie quiere ser el ascua sino la sardina. Para así asarse al calor del esfuerzo y el sacrifico de los demás. Porque eso es el ascua, el fuego de la fuerza del trabajo y el sacrificio puestos a disposición de esa sardina que encarna el bien común, en una palabra, no ya el equilibrio del presupuesto sino el que éste sea posible.
La solidaridad no es, por tanto, sino cordura, la más elemental, la de la supervivencia, y es que por más que lo neguemos en una sociedad moderna e industrializada ha de haber necesariamente ascuas y sardinas en el punto donde se fragua si queremos que sea sólida y creíble, y no sólo posible.
Otra cosa son los turnos a la hora del reparto de papeles. Y otra aún más terrible los tiburones y su carnada, me temo que para éstos siempre el ascua y siempre también la sardina.
Nos tienen en ascuas
ResponderEliminar¿Quedarán sardinas?
O mas bien tendremos
del mundo la inquina.?
Por zarapastrosos
por zapateristas
por votar flojito
a oportunistas
por presuntuosos
por ciegos de vista
por desconocer
la historia antigua,
de cantos de sirena
de gentes cretinas
que van a lo suyo
de toda la vida
y pescan y pescan
en lagos y rías
en ríos y mares
nos dejan encinta
y encima se comen
todas las sardinas!!
(Discúlpame, amigo, tenía que bailar un rato aunque la cosa seguramente es para llorar.)
“Nos tienen en ascuas”, me encanta la expresión, refleja a la perfección nuestro estado de ánimo, siempre interrogándonos, siempre interrogados, siempre interrogadores implacables…
ResponderEliminarVeo que tú ánimo labora a favor de salir de ese estado para entrar en otro algo más festivo y más efusivo, el de responder, el de dar respuestas, el de contestar hasta al contestador.
Baila amigo que de lo tuyo bailas, baila y ríe hasta el infinito, que la pena no es un destino sino un desatino, y la rabia el extravío que le da entidad.
Es un placer tener por aquí y saberte ahí.
Recibe un fraternal abrazo.
Maestro!!
ResponderEliminar¿Solidaridad, Bien Común...Sociedad?...uhmmm...esoooo...ehhh..creo que lo vi una vez en una peli de ciencia ficción!!
;)
La solidaridad parece ser un tipo de energía que se contrapone a la de los instintos. Es posible que por esta razón para la mayoría de los servidores públicos, es decir, para los encargados de gestionar lo que es de todos, todo sea de ellos y todos no seamos otra cosa que un necesario efecto colateral. Nada está más desarrollado en la clase política que su instinto de supervivencia, máxime cuando se ve en peligro. Peor aún, porque su insolidaridad surge también de la necesidad de conservar los frutos de su impune ambición, de sus prebendas y privilegios. Familias que se comen nuestras sardinas en las ascuas de nuestra miseria.
ResponderEliminarNo veremos responsables de esta debacle; mientras en nuestras calles, entre cartones, duerme de insolidaridad la desesperanza de nuestros futuros hambrientos.
Querido amigo, entiendo su escepticismo, también su ironía, pero ha de reconocerme que entre ficción y aflicción hay cierto paralelismo cuando menos fonético, pongamos pues que esta peli es de aflicción, y que yo lo he visto en esa vertical.
ResponderEliminarLejos de la broma, no busco con la reflexión sino tratar de ubicar el ascua y la sardina en el seno de la sociedad, y encuentro que no son sino dos caras de la misma moneda del pueblo, en una el esfuerzo en la otra el resultado del mismo.
Es un placer tenerlo por aquí.
Recibe un fraternal abrazo.
Sabias palabras amigo FJavier, irrebatibles e irreprochables, efectivamente la solidaridad no es una sinergia sino una inercia en el acontecer de nuestras apetencias. Es decir, no es algo connatural con nuestro condición sino un valor añadido en aras de la convivencia. Un alto valor, sin duda, pero como es lógico alejado de lo que realmente somos, de ahí la necesidad de mantener conciencia de ella y que mejor que mantenerla en la constante de la reflexión.
ResponderEliminarLos políticos representan y encarnan en la actualidad a los empresarios de los conceptos sociales, a través de ellos llegan a los asuntos y en ellos señorean a sus anchas sin otra conciencia que la de obtener beneficios.
Pero como tú muy bien señalas en tu reflexión ese hecho no desvirtúa nuestra responsabilidad, los seremos, cada uno en medida, sin duda, pero lo seremos.
Es un placer leer tu lúcida meditación.
Recibe un fraternal abrazo.
Tienes razón: la mayoría de los políticos hacen cuanto pueden porque les consideremos CASTA, y luego se ofenden si se lo llamamos.
ResponderEliminarEnjundioso texto, amigo, as usual
Saludos
Así es, amigo José Antonio, así es, tanto que han hecho de la ofensa su única virtud.
ResponderEliminarEs un placer tener por aquí.
Recibe un fraternal abrazo.
Arrimar el ascua a la sardina sólo se puede hacer con entusiasmo si ves que el que maneja los hilos procura que haya ascuas y haya sardinas. En este momento, tal como has explicado , hace falta cordura suficiente para poner medidas eficaces para que el ciudadano tenga la sensación de que debe arrimar el ascua,ya que en estos momentos en muchos hogares se tiene la sensación de que alguien está jugando con las sardinas que les corresponden...y encima han de arrimar el ascua.
ResponderEliminarMe parece que todos notamos lo que tan plásticamente explicas, la solidaridad y la implicación por parte de los que tienen el poder brilla por su ausencia, empezando por las prebendas de los ex presidentes y los sueldos vitalicios y privilegios eternos de los activos y los retirados cargos políticos.
Me gusta el "seny" y el equilibrio que impregnan tus escritos.