La condición humana y los inalienables derechos que ésta nos confiere son superiores a nuestros actos. Esa es la referencia veraz que ha de guiarnos tanto en lo individual como en lo colectivo a la hora de ejercer como sociedad nuestro legítimo derecho de defensa frente a esos que no sólo vulneran las normas legales de convivencia, sino que ofenden a otros hombres en esa esencia y en el primero y más elemental de esos derechos, el de la vida.
En este inviolable ámbito no cabe permitir no ya espacios sino la más leve sombra de impunidad, porque lo que en ello está en juego son valores que siendo personales e intransferible en cada uno de nosotros nos trascienden y se prolongan en todos los demás.
La tentación de despojar de esa jerarquía a aquellos hombres que como los terroristas no los respetan, debe quedar conjurada por la inquebrantable fortaleza de nuestro carácter no sólo democrático sino, humano. La humanidad lo es por sí misma, la legalidad, sin embargo, lo es en la medida en que es capaz de reconocerla y respetarla en toda su extensión. La primera no necesita por tanto ser demostrada, la segunda sí.
Si hubo torturas durante la detención de terroristas de ETA por parte de miembros de la Guardia Civil, se han de enjuiciar con arreglo a nuestras normas jurídicas. El prestigio de la Institución y el buen hacer de sus miembros viene abalado por su trayectoria en la lucha contra todas las formas de delincuencia.
No dejas espacio para el debate, cierras herméticamente el circulo del razonamiento de una manera tan clara y pedagógica que es difícil rebatir. Sobre todo cuando explicas que somos depositarios de valores que tendremos que trasmitir y que nos corresponde conservar, el derecho uno de ellos. Y como en tu exposición no detecto ni un gramo de venganza, la hago mía confesándote que en el asunto del terrorismo, como en el de aquel caballo blanco, toda la ley, pero nada más que la ley. Por eso también estoy de acuerdo en que se deben separar de la inmensa mayoría de funcionarios que cumplen con ella, aquellos que aún no lo han asimilado.
ResponderEliminarObservo con placer que los excesos de las fiestas no han distirsionado la fuerza de tus razonamientos. Bueno, lo de excesos es una apreciación mía, no tiene que cumplirse obligatoriamente.
Saludos cordiales.
Usted, amigo, como muy bien dice don César, apunta atinadamente de nuevo sobre el más difícil arte: el de la ética.
ResponderEliminar“… A diferencia de otros seres, vivos o inanimados, los hombres podemos inventar y elegir en parte nuestra forma de vida. Podemos optar por lo que nos parece bueno, es decir, conveniente para nosotros, frente a lo que nos parece malo e inconveniente. Y como podemos inventar y elegir, podemos equivocarnos, que es algo que a los castores, las abejas y las termitas no suele pasarles. De modo que parece prudente fijarnos bien en lo que hacemos y procurar adquirir un cierto saber vivir que nos permita acertar. A ese saber vivir, o arte de vivir si se prefiere, es a lo que llamamos ética.”
Fernando Sabater (Ética para Amador)
Un cordial saludo.
Son tus palabras quienes cierran el círculo, quienes ponen mesura y muy especialmente cariño.
ResponderEliminarEs algo más que un placer tener por aquí y también por ahí, en una palabra, saberte.
Deseo lo mejor de ti para este nuevo año.
Recibe un fraternal abrazo.
Fjavier, estimado amigo, hermoso regalo, su presencia y como no, la cita, hermosa y capaz.
ResponderEliminarUn magnífico libro de un buen filosofo.
El año necesita de Ud., al menos el mío sí, por eso como a César le pido para él lo mejor de su hacer, lo que sin duda se ha de cumplir
Muy de acuerdo con su atinada disertación, como es marca de la casa, José Alfonso. Pero, estás conmigo en que un poco de Chico de la Maza, lo que él significa, no vendría del todo mal?
ResponderEliminarFeliz año nuovo, amigo
Es un placer contar con su opinión José Antonio, al margen de agradecerle tan cariñosas palabras, decirlo sólo, que la rebeldía de Emilio nace del profundo desamparo por parte del Estado de Derecho, algo que jamás debió ocurrir.
ResponderEliminarFeliz año amigo.
Reciba un fraternal saludo.
Estimado amigo Jose Alfonso, no es que suscriba lo que dices, simplemente me convences. Es la diferencia entre el autoritarismo y la autoridad.
ResponderEliminarPero permíteme que retuerza, tal como me gusta, una de tus frases para poner el acento en otra cosa que no sea sólo el estado de Derecho; Dices-y dices bien- que "El derecho a ser libre no se hereda, ni se compra, no se negocia, se gana"
No ha habido otro momento mejor para que la sociedad vasca-también si quieres el Estado de Derecho-acogiera, protegiera, apoyara,apadrinara e incluso siguiera a Emilio. Maza en mano si fuese preciso. Derribando Herrico Tabernas. Algo que el Estado no puede hacer. Ganarse la libertad que tenían-y tienen-secuestrada. Emilio podría haber sido su Viriato, su excusa, su Zahir, en definitiva.
Pero de nuevo, tal vez amansados como bien dices por la comodidad, esperamos que el estado nos devuelva la libertad.
Leerte es aprender, no lo olvides.
Respuesta
ResponderEliminarEstimado César, de tarde en tarde acertamos a tocar en clave de sentido común una idea, es decir, en concordancia con una pluralidad de personas y derechos comunes, es entonces cuando se produce esa convergencia a la que tu aludes, sin que ello le dé carácter de verdad.
Respecto a tu razonamiento estando de acuerdo con él, y conociendo tu perspicacia intelectual, te preguntaría, de que sociedad vasca hablamos, de esa que vive en el ámbito de la opinión como los tres monos sabios: no ver, no oír, no decir, sólo agradar, o de la que ha creado el monstruo en la esperanza de que le libere un día de los parias ofreciéndole en bandeja de plata el derecho a señorear aquellas tierras. Eso sí, en nombre del amor a la patria, a la cultura, a la lengua, a todo menos al carácter humano del que creo que también son depositarios los demás hombres y mujeres del resto de España. Porque amigo mío esta parte de la sociedad vasca no se siente amordazada sino encapuchada, que es muy distinto.
Es por ello que Emilio no representa para ellos un referente de rebeldía sino de chulería, la propia de seres de una especie inferior. Como tampoco quieren saber nada del Estado de Derecho porque sueñan con el estado de gracia, la que le creen que le va a dar la independencia, o sería mejor decir, como dicen, el derecho a decidir, en la medida que lo entienden como la facultad de elegir.
Esto que digo sé que lo entiendes tú, quizá no así, pero que lo entiendes.
Es un placer charlar contigo.
Gracias César por tu cariño.
Recibe un fraternal abrazo.
Me disculpo con nuestro anfitrión por robarle tanto espacio,y más después de haber puesto él punto final al post con su comentario, y me disculpo también contigo por contestar a tu pregunta "¿De qué sociedad vasca estamos hablando"?, con un párrafo de un escritor al que admiro porque siempre me hace pensar. El párrafo, como bien sabes, es de hace años, pero se ajusta perfectamente a lo que quiero y no tengo capacidad para decir.
ResponderEliminar". Y en Vascongadas el aire está envenenado por el peor de los miedos, por la más melancólica de las cobardías, la que sufren quienes luchan contra ese monstruo que ellos mismos crean, en la conciencia de saber que en su derrota también ellos van a ser derrotados. Ese es el salto que debe dar esa parte de la sociedad vasca que milita en esa idea, y también la que se proclama mera espectadora. Y para mejor ejecutarlo han de silenciarse, y en ese silencio reflexionar sinceros sobre la verdad de esa inmensa mentira en la que viven y en la que educan a sus hijos. Sólo así van a lograr desentrañar su eterna duda para saber si ella obedece a una verdad que, cuando no es farsa propagandística, es mera especulación mitológica. Para así decidirse a dar el salto definitivo y ponerse al lado de ETA, si así lo creen, o frente a ETA. Sólo ellos pueden hacerlo, porque de ellos nace y para ellos asesina. En sus manos está, por tanto, el que deje de hacerlo. Pero esa decisión demanda coraje, no ambigüedad, no eclecticismo, no equidistancia, coraje digo, el suficiente para ser ETA o no serlo en la profundidad y contundencia que esta tragedia demanda. La decisión requiere algo más que valor: honestidad, decencia y conciencia, la suficiente para retomar la soberanía de sus vidas y actos, para dejar de delegar en ese espejo que azogan con lo mejor y lo peor de ellos en la hipócrita esperanza de ver reflejado en él, sólo aquello que los hace grandes, distintos y, en esa engañosa imagen, medida de la medida de todas sus cosas." (Jose Alfonso Romero P. Seguín)
Mis disculpas por haber utilizado tus palabras para contestarte.
Difícil discutirse, difícil también definir este hermoso gesto suyo, este hermoso gestar ternura que adorna todos sus gestos, este ser sin ofensa.
ResponderEliminarMil gracias amigo.
Recibe un fraternal abrazo.