En estos próximos meses se produce en ríos, pantanos y lagos un fenómeno natural protagonizado por la fauna acuática que los habita, el desove. Período de tiempo en el que podemos observar como ejemplares de las distintas especies abandonan los lóbregos fondos en los que habitan el resto del año para ir tomando posiciones en las aguas más someras de las orillas, buscando espacios de transparencia para su progenie.
A tres meses de la convocatoria de elecciones municipales, este mismo acontecimiento se repite en el más lacustre que fluvial panorama de la precampaña entre los candidatos de los distintos partidos. Ellos, al igual que los peces, emprenden un metódico éxodo de esos espacios de sombra en los que habitan durante el mandato, para ir tomando posiciones en las orillas, a fin de hacerse no sólo raramente visibles sino extramente accesibles, dando así inicio a su nada natural puesta, en la procura del voto, el huevo del óvolo de poder que persiguen y por el que no dudan en enzarzarse en una confrontación en la que la única regla que rige es la de golpear con contundencia y eficacia al contrincante.
Busco explicar con el paralelismo el extraño afán de unos y otros por copar portadas de periódicos, por mostrarse afables y dispuestos a todo manejo, por más ignominioso que sea, siempre que les suponga ocupar lugares en los que hacerse presentes hasta en la ausencia, tanto que le resulte imposible al votante ignorarlos.
José Romero P.Seguín.
Es un placer leerte de nuevo, esta vez ensayando acerca de algo que me entusiasma; la gastronomía y dentro de ella en torno a la reina de los mares y ríos: La lamprea. Con qué gracia se engancha a sus vecinos por el morro, succionando con delicada dedicación su sangre hasta saciarse y dejar rendida y a veces sin vida a su presa. Abandonada a su suerte ésta, seduce a otra y a otra, siempre mostrando aquella falsa sonrisa desdentada, consiguiendo en ocasiones acabar con las poblaciones de peces. En su desove, la lamprea es capaz de poner hasta 20000 huevos, para desfallecer después abismándose(en su primera acepción) sin vida en el fondo del río.
ResponderEliminarEl bicho al que te refieres, es también capaz de dar 20000 besos, jurando en todos ellos que ha de ser tan inocente como el niño que tiene entre los brazos. Sólo por lo indecoroso de esos besos, deberían prohibir las campañas electorales con niños.
O prohibir sin más las campañas electorales.
Has de prodigarte más, nos tienes huérfanos.
Saludos!
Lo realmente fascinante de este juego de cuadernos es poder contemplar en todo su esplendor el siempre magnífico espectáculo que se muestra en ese horizonte en el que el pensamiento se ensancha sin otro afán que el de hacernos visibles en nosotros mismos y en los demás. Tu respuesta prolonga mi comparación hasta más allá de donde yo alcance a imaginar, lo que me permite ir más allá de lo que por mí mismo podía haber llegado. A la par que puedo quitarme el sobrero para saludar tu lúcida reflexión, la que sin duda, y como ya te he dicho, desborda mi texto permitiéndome disfrutar de esa delicia infinita que encierra el pensar y se expresa en el pensamiento.
ResponderEliminarEs un placer leerte.
Recibe un fraternal abrazo.
He notado ese fenómeno,no sólo en política , en época de elecciones, magistral comparación........has narrado como si hubieras grabado en video el fenómeno del desove como espejo de la situación... Sino también entre personas que salen de su profundos y lóbregos lugares, donde habitan, para dejarse mirar i/o ser admirado por "ir con" o "codearse con" o ser "íntimo de" ..con el insano fin de asombrar a otros o a si mismos ( lo cual es descerebrante) y subir engalanados peldaños en absurdo teatro de la vida .
ResponderEliminarTu descripción se ajusta como un guante a la realidad.
Una abrazo!
El desove, sí, muy bien visto José Alfonso, o la berrea, que tanto monta, pero los animales actúan por instinto, en algunos humanos esto es distinto: actúan así por frío cálculo. En fin, saludos blogueros, como siempre
ResponderEliminarDescribes con exactitud la loca carrera del ser a través de, es decir, la de buscar o apoyar en elementos exteriores y ajenos el exacto reflejo de nuestra singularidad. Porque una cosa es visualizarnos en el efecto y afecto que ejercemos junto en los demás o junto a los demás y otra ser en los demás.
ResponderEliminarQuizá me este liando, y no quiero, pretendo sólo decirte que entiendo, iba a escribir, o quiero entender, pero no lo haré por si lo hago sería como reconocer que no estoy entendiendo, cuando si entiendo. En una palabra, que has llevado aquello que yo centraba en la clase política a la vida política de todos los que no lo somos pero que nos comportamos a menudo como si lo fuésemos, conformando eso que tú llamas “absurdo teatro de la vida”.
Te agradezco mucho tu cariño y presencia.
Recibe un fraternal abrazo.
Magnífico ejemplo amigo, como lo también lo es la reflexión que a haces entorno a la diferencia, el frío cálculo.
ResponderEliminarGracias por tu visita.
Recibe un fraternal abrazo.
En lo relativo a las elecciones políticas, las nuestras de los nuestros, me cuesta mucho evocar imágenes tan idílicas, equilibradas, terapéuticas.
ResponderEliminarEs de agradecer cuanto decís, sin duda, porque surte cierto efecto balsámico. Lo agradezco, pues.
Pero les confieso que en este tema me siento irremediablemente inclinado a ser más bien escatológico, inmunológicamente deficitario, temperamentalmente incorrecto. Nada puedo aportar, ahora menos que nunca, a una reflexión inteligente.
Me iría de vacaciones si pudiera hasta que esta liturgia hubiera concluido. Pero como no puedo, me limito a adoptar una actitud que rememore cierto episodio bíblico: “Señor, haz que pase de mí este cáliz”.
Un resignado y preelectoral abrazo.
La rabia va por dentro, amigo, porque lo cierto es que son tiempos poco o nada edificantes, y lo que es peor, el preludio de lo que se avecina.
ResponderEliminarEn el fondo no son sino opositores a un empleo.
Gracias por tu visita y por tu claridad.
Recibe un fraternal abrazo.
En la Voz de Galicia de hoy 28, entrevistan a una elegante anciana de un pueblo de soutos y buenas gentes. De aromático apellido y seguramente rígido carácter como en aquellos tiempos era menester para su oficio.
ResponderEliminarHermoso regalo amigo, mi tía, el pan de la escuela, la escuela del pan, la hermosa secuela…
ResponderEliminarLa quiero.
Gracias por amigo por advertirme de la entrevista.
Recibe un fraternal abrazo.