domingo, 5 de diciembre de 2010

MAL DE OJO



El conflicto entre los controladores y el gobierno, me recuerda esos versos del poema, “Romance del Emplazado” de Lorca, que dicen: “Ojos chicos de mi cuerpo y grandes de mi caballo…” El ojo inmenso de las pocas caras, contra el pequeño ojo de los muchos rostros.
El de ellos, grande y lunado. Un ojo privilegiado, caprichoso y sectario. Uno ojo de poder y poderoso. Capaz de imponerse a millones de ojos. El ojo de las torres donde se guardan bajo siete llaves los rumbos y los destinos de los hombres. El ojo capaz de cegar los caminos del viento. El ojo de aviones y pilotos. El ojo controlador e incontrolado. El ojo del ser mimado por los cuidados miserables de falsos apaciguadores.
El del gobierno, el de la responsabilidad y la mesura. El ojo de la fuerza del derecho. El ojo que debe velar por nuestros ojos. El ojo gestor. El ojo que ha de mirar allí donde nadie quiere mirar. Un ojo de anticipación. Un ojo de templanza en la justicia. Un ojo, con el que hemos de tener ojo, porque no ha sabido mirar, porque ha hecho lo fácil, meter el dedo en el gran ojo a escasas horas de que los emplazados, los ciudadanos, iniciaran las vacaciones. Para después curar la herida a expensas de la libertad, la normalidad institucional y los derechos laborales.
Si había privilegios intolerables debieron ser abolidos a su debido tiempo y en su debida forma, y no buscar el tiempo y el modo en los más rancios manuales políticos e ideológicos.

6 comentarios:

  1. Imposible no darte la razón con la razón en la mano, amigo. Es tan certera tu mirada que me duele tener que confesar que rezo con toda la fuerza de mi poca fe para que el "Decreto del viernes" resulte en todos sus puntos constitucional así como he rezado con toda la fuerza de mi poca fe para que se encontrase la vacuna que curase de una vez a esos pobres hombres, enfermos y debilitados; y que el dios al que rezo consiga de una vez y para siempre que no vuelvan a caer enfermos.

    Y no por eso dejo de admirar en toda la poesía que contiene la fuerza de tus razones.

    Saludos, amigo.

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  2. Es tan evidente, a través del ojo del poder, la maldad y egoísmo en la mirada del controlador, y tal su interés en que compartamos su mirada, que desde el día de autos no dejan de picarme los ojos. Algo hay que no me cuadra, es posiblemente que se deba a la alergia conjuntival que me provoca el maniqueísmo gubernamental. Sólo noto alivio cuando uso el colirio del escepticismo.

    Un placer leer sus talentosos comentarios.

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  3. Mi razonable amigo, tus rezos son mis rezos, tus deseos también, no merecemos tanta avaricia, tanta torpeza, tanta y tanta falta de consideración de unos para con los otros, sin embargo sentimos su existencia caer real y brutal sobre nosotros. Y no podemos hacer mucho más que hacer que rezar, es un decir, tu hermoso decir, esperar que sea al menos legal.
    Agradecerte de todo corazón tus cariñosas palabras y desearte lo mejor.
    Recibe un fraternal abrazo.

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  4. Nombras amigo Javier del escepticismo y nombras bien, de esa mano debes recorrer este camino sembrado de mentiras e intereses mezquinos.
    Muchas gracias por visitar este humilde cuaderno.
    Recibe un fraternal abrazo.

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  5. Hoy domingo día 12 a las 15,45 y en presencia de la autoridad (La guardia Civil, que yo la he visto) y de la autoridad eclesiástica (el cura de Riós que también he visto) se ha celebrado la madre de todos los partidos, el enfrentamiento de los eternos rivales, los equipos de Vilardevós y Riós.
    El equipo de Vilardevós dominó durante toda la primera parte y se acercaba a la portería de sus rivales en oleadas imposibles de parar a pesar de la contundencia y buen hacer de la defensa contraria. Producto de este dominio fue la cosecha de dos goles que señalaba el marcador al descanso.
    En el segundo tiempo el equipo de Riós, estimulado debidamente y con su orgullo tocado se volcó en la portería contraria consiguiendo igualar la contienda. Los gritos de la celebración de los goles locales llenó de ecos los soutos de Marcelín, localidad residencial de Riós.
    El resultado hace justicia a lo que aconteció en el terreno de juego.

    Riós, en la fecha arriba indicada.

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  6. Cómo expresarte la profunda emoción que siento al leer tan magnífica crónica deportiva, en la que narras con esa peculiar maestría la épica de los humildes y por ello excelsos habitantes de esas tierras que conforman mi alma.
    Decirte amigo que he oído las voces, ecos sin duda de otras, algunas referidas a partidos en los que jugó mi padre cuando era niño, de las que supe por boca de mis tías, y que jamás olvidaré.

    Hermoso regalo el que me has hecho, hermoso como todo cuanto tocas con esa generosa honestidad tuya.

    Infinitas gracias.
    Recibe un fraternal abrazo.

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