miércoles, 5 de mayo de 2010

EL HALAGO SINDICAL



Entendía hasta ahora que en cuestiones de voluntad y responsabilidad nada había más peligroso que el halago, y el sindicalismo es ambas cosas. Sin embargo, a día de hoy, sostengo que hay, en este perverso extravío, algo mucho más peligroso, la subvención y su posterior reparto, ese halago económico con el que se te compra no en la vanidad sino en la ambición.
Los sindicatos viven atrapados en esa fatídica dependencia, y en atención a ella se alejan del mandato social, la defensa de los interés de los trabajadores, para mostrarse sumisos a los gobiernos de turno, en una palabra, a los amos de la subvención. Lo que los convierte en meros elementos decorativos dentro del sistema democrático.
El primer paso hacia esa fatal deriva fue acceder a que el subsidio se constituyera en principio y fin de su existencia. La segunda consentir en ser apartados de sus puestos de trabajo, para ser liberados, una suerte de funcionariado que terminan por desconocer la problemática laboral de sus compañeros, y conocen a la perfección el sucio maquiavelismo partidista.
Es cierto que si tuviesen que mantenerse con las cuotas de los afiliados serían tal vez inviables, y quizá tal como están concebidos lo sean, y deban dejar vía libre a la libre expresión de las necesidades de los trabajadores, desde las fuerzas que les dan sus justas reivindicaciones.
Los sindicatos encarnan voluntad antes que ideología y responsabilidad antes que partidismo.

4 comentarios:

  1. La fuerza de las justas reivindicaciones de los trabajadores han sido encauzadas, a veces con tino, por los sindicatos antes de su burocratización. Es cierto que su función se ha convertido en ser meros observadores de los vaivenes que imponen las tormentas económicas, financieras o como quiera que den en llamarlas. Están simplemente a la defensiva, poniendo más énfasis en no desaparecer que en la procura de mejoras para los asalariados.
    Son jueces y parte, porque a la vez que procuran el bienestar de los trabajadores, han de procurar también el bienestar y la subsistencia del gobierno que los proteje, ampara y subvenciona. Y es muy difícil tocar las campanas y estar en la procesión. Viven de los logros de otras épocas, pero en algo han de cambiar de la misma manera que ha cambiado su credibilidad y su necesidad. Su función debería llevarla a cabo el ministerio de trabajo, regulando e inspeccionando que se cumplan las normas.
    Que también son funcionarios, como los sindicatos.

    Cada vez son más espaciadas sus acertadas disertaciones. ¿Ha pedido usted ser liberado del blog?
    Saludos cordiales.

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  2. Si pudiera estar más de acuerdo con su reflexión al respecto la haría mía. Créame que en esa conciencia y voluntad la recibo.
    En lo que respeta a la tarea del ministerio de trabajo y a su aseveración de que también son funcionarios, la tomó sin restarle un ápice de sensatez como una fina ironía, esa de que hace gala. Efectivamente si el mundo en que vivimos fuese una verdad al servicio de todos y no la mentira del depredador que es hoy, nada habría más normal que el hecho de servirnos de las instituciones que, valga la redundancia, están o debieran estar a nuestro servicio.
    En lo referido a la pregunta sobre la posibilidad que sea un liberado del sindicato del blog, le diré que no paso de manumitido.
    Gracias amigo por sus cabales y bien construidas reflexiones.
    Reciba un fraternal saludo.

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  3. Cuanta vedad dices José Alfonso, Lo cierto es que los trabajadores atraviesan una etapa de desamparo, lo que demuestra que cuando las cosas van mal, el sistema como defensa carga las espaldas sobre los más indefensos, por que en definitiva no tienen un brazo que exponga y haga respetar sus derechos frente al sistema...

    Un poco ausente he estado, la salud se quiebra a veces y con ella el animo, la ilusión.... Ya pasito a pasito voy recuperando mi objetividad por las cosas y la vida....

    Feliz domingo
    Besos
    Antoñi

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  4. Gracias amiga por tu visita y también por la razón que te asiste en cuanto dices.
    Espero que te encuentres en ese espacio de sensibilidad alegre en que te reconozco y te admiro.
    Recibe un fraternal abrazo.

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