jueves, 8 de agosto de 2013

“PRESOS-CRATICOS”



El presidente compareció por fuerza de la voluntariedad a que impele la tozuda realidad y la tozudez de la oposición,  a fin de explicar lo inexplicable, el milagro del “T. Bárcenas”, capaz de cuadrar tres cajas: A, B (o de “colegeo”) y sub B, (o suiza), en una relación sobrenatural. Atendiendo a lo antológico del reto el presidente barajó acogerse a la teología, ya saben: El PP engendró a Bárcenas, Bárcenas engendró la mordida. O lo de Bárcenas fue por obra y gracias del espíritu. O Bárcenas creó la comisión y vio que era buena. O el dogma: fe hay, ¡y mucha! Finalmente se decantó por la filosofía, concretamente por la mayéutica de Sócrates. Procedimiento por el que el interrogado formula preguntas al interrogador a fin de que sea este quien se responda. Porque el responder con una pregunta a otra pregunta no es gallego sino socrático. 
Rubalcaba, ajeno al ardid, subió a la tribuna de inicio presocrático, y afirmó como Tales del agua, Bárcenas es el principio. Para de inmediato, asistido en lo discursivo por el numérico Pitágoras, acogerse a Platón, Bárcenas es la idea, a Aristóteles, Bárcenas es la potencia.
Los demás nos quedamos con los cínicos, lo/s nuestro/s. Los del PSOE apártate Rajoy que me impides ver a Rubalcaba, y los de PP hazte a un lado Rubalcaba que no veo a Rajoy: Diógenes en estado puro.
Y yo escéptico y resignado, digo como Protágoras el político, qué decir del tesorero, es la medida de todos nosotros.

1 comentario:

  1. Admiro, José Alfonso, el cumplido que hace a los filósofos griegos en estos decisivos momentos en los que la filosofía desaparece de las aulas y los griegos, que no salen del rescate continuo, de la política europea.

    Si la política volviera a orientarse hacia el poder de la razón y no hacia el del interés partidista, nuestros políticos tendrían que volver a la ESO para reciclarse desde el principio. Poco hay que yo pueda decir de nuestra vida pública que no fuera motivo de compasión por nuestros maestros griegos en el pensamiento, la cultura, la ciencia y la política. Con quienes opino que aún estamos en deuda, suficiente al menos como para haber evitado la humillación y el sufrimiento por el que están pasando en la actualidad.

    De estos sinvergüenzas prefiero no hablar. Temo la ineficacia de nuestra justicia.

    Saludos.

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